martes, 30 de junio de 2009

El templo del Espiritu Individual.


No soy religiosa, pero amo la religión. No es un juego de palabras en absoluto: me intriga muchisimo el hecho que el poder de la voluntad humana sea capaz de darle forma al caos en forma de una idea muchisimo más amplia y trascendental que su propia vocación por el egocentrismo y cierta visión nihilista. Esa fe irracional, amplia, fecunda que supongo es completamente natural en cualquiera que aspire a la creación como vehículo de expresión personal. De manera que más allá del dogma y lo convencional, amo la idea de la creación espiritual como una forma de lenguaje ideal, abstracto, poderoso y por completo visceral.

De manera que siempre he pensado que mucho de mis objetos personales más queridos reflejan esa cierta idea ecuménica: Creo que todas las formas de fe son metáforicas y una forma de creación estética profundamente instintiva del ser humano. De hecho, tengo una gran cantidad de pequeños objetos que simbolizan esa visión. Uno de ellos es el Hermoso Rabino de madera cuya fotografia acompaña la entrda - en realidad es un boligrafo - que me obsequió mi madre como recuerdo de su viaje a la Ciudad de Jerusalen.

Que la fe sea para todos una danza en la memoria.

Mazel Tov!

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