lunes, 17 de julio de 2017

Un nuevo rostro para el futuro: El decimotercer Doctor Who acaba de llegar.




“Quiero decirles a los fans que no se asusten por mi género. Porque este es un momento realmente emocionante, y Doctor Who representa todo lo que es emocionante sobre el cambio. Los aficionados han vivido tantos cambios, y esto es sólo un nuevo, diferente, no un miedo. “- Jodie Whittaker


Tengo doce años y logré construir una fea TARDIS de cartón para mi habitación. La tonalidad azul no es la correcta y la puerta está a punto de caer al suelo, pero es justo como la soñé. Sentada en el suelo, miró asombrada la puerta a uno de mis mundos preferidos, el lugar en el que suelo esconderme cuando necesito un poco de consuelo. Pero no sueño con acompañar al Doctor en sus maravillosos viajes. Y tampoco, recorrer sólo la TARDIS como visitante. En mi imaginación, soy el Doctor y vine a la Tierra para luchar contra el mal.

En el Mundo del Doctor Who, la llamada “regeneración” es un momento de enorme importancia dentro de los insólitos arcos narrativos que la decana de la series de Ciencia Ficción elabora capítulo a capítulo. En la narrativa de la historia, El Doctor suma siglos de edad y pertenece a la raza de los Señores del Tiempo del planeta Gallifrey. Su extraña naturaleza le permite no sólo viajar a través del espacio y del espacio sino también, mantener una singular longevidad que no basa en su cuerpo sino en su capacidad para migrar su conciencia de un lugar a otro. Y es justo lo que ocurre cada vez que el Doctor es herido de gravedad: en un ingenioso giro de la trama, el personaje utiliza sus poderes para regenerar su cuerpo y sobrevivir. Pero la consecuencia inmediata del proceso es una nueva apariencia física y sin duda, una personalidad distinta. Además, como si la serie misma sufriera un cambio esencial a partir del nuevo aspecto del visitante más ilustre de Gallifrey, la tónica y ritmo del argumento también sufren cambios drásticos. En resumen, con cada “Regeneración” del Doctor Who, la serie tiene un nuevo comienzo, que coincide no sólo con el concepto general del personaje — el asombro de la diferencia — sino también, con la consecuente línea temporal que ha sostenido a la serie por más de cuarenta años.

Por ese motivo, el papel del doctor Who ha sido encarnado (hasta ahora) por doce actores distintos, desde que el programa salió al aire en noviembre de 1963. El actual, el escocés Peter Capaldi, llegó a la mundialmente conocida TARDIS, luego de uno de los doctores más recordados de la última década (Matt Smith) y rodeado de cierta polémica, cuando se asumió que la duodécima regeneración del Doctor traería quizás un personaje femenino o al menos, un fenotipo distinto al del hombre blanco e inglés que lo había distinguido hasta entonces.

No ocurrió: Peter Capaldi parecía encarnar a la quintaesencia del Doctor, para decepción de los fanáticos que esperaban que los productores del programa tomaran el riesgo de innovar a través de un cambio radical con respecto a cómo se concibe uno de los personajes más famosos de la pantalla chica. Eso, pesar que Capaldi es un actor capaz y reconocido por su afición a la serie. Pero en realidad se trató de algo más del aspecto físico del Doctor o la forma cómo repercute sobre el Universo del show: ¿Hasta que punto la serie podría mantener la misma línea y percepción del alienígena atemporal y sin identidad sin especular a través de otras opciones y sobre todo, posibilidades? Una pregunta difícil de responder pero sobre todo, que implica un análisis por completo nuevo sobre la diversidad y la forma como se asume dentro del mundo del Doctor Who. ¿Necesita el Doctor un cambio tan radical como para que pueda afectar no sólo como luce sino también cómo se percibe su naturaleza dual?

Cuando Peter Capaldi fue elegido como el Doctor, marcó un hito dentro de la serie: era el actor de mayor edad que había interpretado y lo hacía en un momento en que los doctores tendían a ser cada vez más jóvenes, desenfadados e incluso alocados. Con toda su serenidad y honestidad, Capaldi logró llevar al personaje hacia nuevas direcciones por completo inesperadas que además, crearon una visión nueva del Doctor. Al principio, pareció una decisión inesperada, equivocada e incluso, poco comprensible. Pero casi un lustro después, la mayoría de los fanáticos están de acuerdo que Capaldi fue un paso necesario para cierta evolución necesaria en la dinámica de la serie.

Además, con Capaldi, las cosas fueron sencillas: a pesar de la resistencia inicial, se convirtió en un Doctor que será recordado por su extrañísima percepción sobre el bien y el mal — aún más compleja que la de su magnífico predecesor — y su infalible encanto. Además, el actor dotó al personaje de cierta sensibilidad sencilla y ambigua que le permitió a atravesar con buen pie cinco años de temporadas cada vez más disparatadas, la pérdida de varios elementos claves dentro de la serie y también de su showrunner Steven Moffat. No obstante, Capaldi tuvo el buen pulso de sostener no sólo la identidad del Doctor con una rarísima mezcla de sentido del humor e inocencia, sino además crear una concepción sobre su identidad alienígena que cautivó incluso a los fanáticos que habían criticado su selección en primer lugar. La serie recibió una bocanada de aire fresco y además, afianzó su cualidad de símbolo como uno de las visiones más longevas de la Ciencia Ficción en el imaginario colectivo.

Por ese motivo, causó sorpresa y preocupación cuando el 30 de enero del 2017, Capaldi anunció que abandonaría el personaje. La serie parecía atravesar un momento complicado, perdiendo al que se había convertido en su showrunner (y responsable de su exitosa resurrección) y también, al actor que a pesar de su discreción, había logrado brindarle una nueva visión al personaje, luego de años de experimentos conceptuales y visuales más o menos complejos. Para la audiencia, acostumbrada a los cambios radicales dentro del show se trató también de un momento de considerable expectativa: ¿Quién sustituirá al rostro visible de un personaje extraordinario que además atraviesa una lenta aunque evidente evolución?
Durante los últimos meses, se especuló sobre todo tipo de posibilidades: Desde el rumor que la actriz Tilda Swinton había aceptado el papel y se convertiría en el nuevo Doctor Who y además, en la primera TimeLady de la larga historia del programa hasta todo tipo de especulaciones sobre la participación de mayor o menor renombre como nuevo nombre del ciudadano de Gallifrey. Al final, la mezcla de rumores y las expectativas de los fanáticos se resumió en un único anuncio de la cadena BBC: el nombre del nuevo Doctor sería revelado el domingo 16 de Julio. “Y habrá sorpresas” aseguró un vocero anónimo de la cadena. No se equivocó.

TARDIS tiene nuevo ocupante:
La historia del Doctor Who se basa en el cambio, la transformación y el asombro inocente. Concebida como un programa científico para niños, la que se convertiría en la serie suceso y buque insigne de la BBC ha atravesado durante sus cinco décadas de vida todo tipo de obstáculos, polémicas e incluso, un largo hiatus que pareció condenar al show a una desaparición prematura. No obstante, el Doctor Who — y lo que simboliza — es una idea mucho más profunda que lo que puede analizarse por el simple hecho de su insólita duración en antena. Con su sentida alegoría para la bondad y la maldad, su ingenua ambición sobre la percepción de la justicia y sobre todo, su interpretación casi infantil sobre la individualidad y la diferencia, la serie logró crear no sólo una percepción novedosa sobre la Ciencia Ficción sino crear un imaginario propio que le trasciende. Luego de cincuenta años, el Doctor Who es mucho más que un personaje. Es una forma de entender desde cierta inocencia el valor de la Ciencia Ficción como expresión colectiva y un tipo de esperanza sobre la incertidumbre. Con su extraña visión estética, su percepción asombrada sobre los cambios inevitables y sobre todo, su profundo respeto hacia las diferencias, el Doctor Who no sólo asimila las especulaciones sobre lo que consideramos bueno o malo, sino que además, los transforma en otra cosa.

El domingo 16 de Julio, los acérrimos fanáticos de la serie finalmente pudieron ver a la figura del nuevo Doctor atravesando un bosque frondoso. En el corto video, lleva capa negra y durante los primeros minutos, es imposible distinguir quién se esconde debajo de la capucha. De pronto, el Doctor se detiene y extiende la mano. La llave de TARDIS aparece entre pequeños chispazos de luz multicolor. Y es entonces, cuando la nueva TimeLady que llevará sobre sus hombros la responsabilidad de luchar contra el bien y el mal mientras viaja de un lado a otro de los espacios temporales, aparece. Se trata de una mujer. A la distancia, TARDIS brilla en medio de la maleza, como para dar la bienvenida a su nueva ocupante.

Se trata de la actriz Jodie Whittaker de 35 años de edad y que se convirtió durante los últimos meses, quizás en el secreto mejor guardado de la cadena televisiva BBC. Conocida por su papel como Beth Latimer en la serie “Broadchurch” (en el casi compartió cartel con Matt Smith, el undécimo Doctor y con David Tennant, el décimo) será el rostro del decimotercer Doctor (de ahora en más, Doctora) y sin duda, el símbolo de un cambio considerable en la forma como la serie se ha comprendido hasta ahora. De pronto Doctor Who parece haberse convertido en algo más que una percepción sobre la Ciencia Ficción como vehículo de entretenimiento en estado puro. Encarnado en una mujer, el argumento parece tomar una dimensión y profundidad por completo nueva.

Para la actriz, se trató de una travesía accidentada y extravagante: Debió mantener el secreto y enfrentarse a la curiosidad mundial sobre la identidad del Nuevo Doctor. “He contado muchas mentiras” comentó ayer entre risas y también aseguró que “formar parte de una familia que ni siquiera sabía que existía. Nací en 1982, ha existido mucho antes que yo, y es una familia de la que nunca podría haber soñado formar parte”. Una visión que resume el espíritu de la serie sino también esa noción de permanencia que lleva aparejada el universo que le rodea.

Aunque pueda parecerlo, no se trata de una decisión políticamente correcta y mucho menos, una forma de complacer a la cada vez más diversa audiencia del programa. La decisión que el Doctor número trece sea una mujer, quizás sea una de las más acertadas que haya tomado el programa en su inevitable necesidad de transformación y de cambio. Algo que el show necesita desesperadamente no sólo para sostener su propuesta como una mirada sobre la especulación fantástica y la comprensión cultural sobre el asombro, sino que además renueva por completo no sólo sus planteamientos sino también, sus alcances. Para mantener su relevancia y sobre todo su frescura, Doctor Who necesita asumir que su forma de analizar el futuro, la lógica y las relaciones humanas debe transformarse a medida que el Doctor avanza a través del tiempo. Ya no se trata de un héroe de acción ni tampoco una alegoría a la capacidad de la Ciencia Ficción para reinventarse, sino un reflejo de la dinámica interna que ha convertido la serie en un suceso. El Doctor viaja a través del tiempo y del espacio, pero también a través de todo tipo de consideraciones y connotaciones sobre la fantasía y la maravilla, que necesitan una transformación inmediata. Además, Doctor Who se enfrenta a una producción cinematográfica y televisiva en constante crecimiento a la que debe enfrentar sin perder su esencia. No basta sólo con ser la serie más longeva del panorama televisivo, la que se ha tomado más en serio la percepción sobre la ciencia ficción y tampoco, una de las más queridas. El Doctor Who depende de la transformación — argumental, visual, conceptual — para crear un lenguaje pero sobre todo, de una percepción en esencia nueva sobre su propuesta. Así que era inevitable que el nuevo Doctor fuera un momento de ruptura y de construcción de un nuevo lenguaje dentro de la serie.

Además, ya la serie estaba preparada para el cambio y lo había anunciado desde diferentes puntos de vista y también, con cierta intención maliciosa que Moffat utilizó como piedra angular para la transformación del personaje. En el episodio del 2011 “ “The Doctor’s Wife” se confirmó que los TimeLords tienen la capacidad para caminar de sexo sin que eso afecte su identidad estructural, lo que envió un mensaje muy claro en cuanto a las posibles transformaciones que la serie podría sufrir en el futuro. Incluso el mismo hecho que The Master se regenerara en una Missy, fue un golpe de efecto lo suficientemente consistente como para allanar el camino a la más sorprendente transformación del Doctor. El paralelismo resultó inmediato: si el archienemigo del Doctor pudo ser una mujer, lo más seguro es que el Doctor también pudiera serlo.
La gran pregunta que ahora mismo obsesiona a los fanáticos es si la serie podrá conservar su identidad luego de semejante. Y la respuesta es obvia: Doctor Who está a punto de demostrar que su éxito no reside en el género del personaje sino en su capacidad para crear una visión inolvidable sobre su permanencia en la memoria. Doctor Who es mucho más que la apariencia del Doctor y lo ha demostrado durante cincuenta años de vida, en la que un puñado de talentosos actores han creado una experiencia sensorial y emotiva que cautivó a cientos de fanáticos en el mundo. ¿Por qué tendría que ser distinto en lo que respecta a la percepción del género? El Doctor evade cualquier definición sencilla y eso incluye por supuesto, si es hombre o mujer.

Claro está, la serie cambiará por completo su noción sobre sí misma: la premisa de un ser inteligente que viaja en el tiempo — y que carece de sexo — y que ahora ocupará el cuerpo de una mujer, brindará al argumento nuevas visiones de enorme belleza y profundidad. De pronto, nada parece seguro en la forma como el Doctor se comprende como individuo y parte de su batalla estelar contra el mal. Convertido en una criatura que está por encima de cualquier definición, la percepción del Doctor y su heroísmo adquirirá una nueva dimensión.

La Ciencia Ficción es un reflejo de la realidad. Uno radiante, inteligente y repleto de metáforas significativos. Desde esta premisa, el Doctor Who estaba listo hace más de una década para el cambio que acaba de sufrir. Con la pantalla grande llena de heroínas y la percepción de lo femenino convertido en una forma de fortaleza, es el momento ideal para que el Doctor tenga un rostro que refleje a su época. La serie encontró el mejor momento posible para crear una potente reflexión sobre el futuro, la diferencia, el amor, la belleza e incluso temas tan profundos como la igualdad. Más allá de los tópicos habituales, Doctor Who renace desde la capacidad para celebrar su esencia desde lo complejo y recordar, que hay un poder misterioso y sorprendente en su capacidad para transformarse.

Una nueva era despierta para el ciudadano favorito de Gallifrey y sin duda, también será un recorrido inédito en una de las historias más queridas de la Ciencia Ficción actual. Una cúspide que el Doctor (La Doctora) alcanzará con su habitual e infalible capacidad para asumir el poder del símbolo que representa: esa inocencia estructural y poderosa que le convirtió en metáfora de la esperanza.

Soy una mujer adulta y miro con los ojos muy abiertos, al nuevo Doctor Who: Una mujer joven y de rostro amable sonríe con la llave de TARDIS entre las manos. Y tengo la impresión que mis fantasías de niña adquieren un nuevo brillo y relevancia. Una nueva historia acaba de nacer y yo, como millones de otros fanáticos de la serie alrededor del mundo, estoy aquí para celebrarla.

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