miércoles, 9 de marzo de 2016

De lo privado a lo íntimo: La fotografía como reflejo de la realidad

Fotografía de Lina Scheynius



La intimidad como concepto —qué es y cuál es su límite— siempre se ha interpretado de manera ambigua. Mucho más aún en el arte, que supone un reflejo de los subjetivo en estado puro, una reinvención del mito de la propia concepción de la identidad sin matices. La visión de lo que resulta personal y lo que no lo es, parece desdibujarse y construirse así misma a medida que los medios transforman el método y el lenguaje. De hecho, la concepción de lo artístico siempre parece llevar aparejada esa necesidad del artista de elaborar un discurso basado en lo propio como expresión de lo exterior, lo fortuito y lo mutable. Muy probablemente por ese motivo, el documento artístico tenga la capacidad de construir un lenguaje ideal donde lo que consideramos privado se muestre y se exprese a través de símbolos de libre interpretación. Pero, ¿qué ocurre cuando esa simbología y visión general de lo artístico enfocado hacia el discurso personal parece extenderse más allá de la individualidad propiamente dicha? ¿A dónde conduce esa reinvención del método de observación del arte por el arte construido a base de lo inmediato y cotidiano?

Quizá la respuesta a esa pregunta la encontremos en la fotografía como documento exploratorio de la personalidad. Desde el autorretrato hasta la auto referencia documental, la imagen fotográfica ha permitido a toda una nueva generación de artistas crear un contexto visual profundamente rico y profundamente significativo. El medio, de nuevo, construye el lenguaje de lo que se crea: la fotografía se ha convertido en un medio idóneo para que toda una nueva generación de fotógrafos e incluso simples entusiastas por la imagen, encuentren un medio de expresión. Desde pequeños discursos visuales retrospectivos que tienen como objetivo contar la historia personal hasta un genuino cuestionamiento sobre la personalidad visual. Y es que la cámara sustituyó al antiguo diario personal y también, incluso a esa visión de la identidad como mutable y evolutiva per se. El nuevo artista utiliza la cámara y la facilidad de medio de la era digital para crear todo un nuevo acercamiento al tema de la expresión del yo e incluso ese natural egocentrismo del observador subjetivo. Todo esta nueva visión de la construcción visual trajo como consecuencia una nueva tendencia que parece crecer y construirse a través de la ubicuidad del mundo actual interconectado: el de contar la historia personal como documento visual.

Tal parece ser el caso de Lina Scheynius, quien desde 2006 ha fotografiado escenas íntimas de su vida para crear un consistente documento fotográfico basado en su personalidad y su vida cotidiana. Para Scheynius, la fotografía no solo le permite expresar sus propias ideas visuales sino construir una visión sobre sí misma que parece transgredir esa línea difusa entre lo íntimo, lo privado y lo público. Durante casi 7 años, la fotógrafa ha logrado elaborar una idea sobre su vida —y cómo la interpreta— basada en la imagen que muestra y más allá, la versión visual sobre su vida personal. De modelo anónima de su obra personal se ha convertido en una artista consistente, expositora en la Galería Christophe Guye y autora de cinco libros donde el tema principal es su concepción sobre la intimidad transformadora, artística y conceptual. O lo que es lo mismo: la visión de yo expuesto al ojo de la cámara.

Y es que la experiencia de Scheynius no es única: un numeroso grupo de fotógrafos —sobre todo mujeres— han encontrado en esta reconstrucción visual de lo intimo una poderosa forma de expresión. Cada una de ellas, utiliza la imagen como una ventana para cuestionar su identidad, mostrar su floreciente sexualidad y más allá, asumir su observación del hombre por el hombre a través de las ideas congruentes que se expresan en un lenguaje visual novedoso. Plataformas como Tumblr, Flickr, WordPress, Blogger, han permitido la divulgación de una nueva estructura de comunicación basado en lo intimo. Como lo expresó la artista Florencia Serrot, que reunió a una multitud de prolíficas artistas en la exposición Girls/Diaries. “Quería ver como chicas de distintos sitios que se hacen las mismas preguntas ofrecen respuestas visuales diferentes si son de Rusia, China o Barcelona”. Y es que el novedoso lenguaje no tener distingo de nacional o lugar de origen: se reconstruye así mismo en cada interpretación de ese espacio elemental de lo que nace y se nutre de su propio argumento como imagen que trasciende. El mensaje es muy claro: lo cotidiano puede elaborarse como una forma de expresión consistente y más allá, una estética que se entremezcla con la utopía del cuestionamiento anecdótico. ¿Cual es el límite entre lo visualmente concreto y esa eterna disyuntiva entre identidad y motivo artístico? Para Serrot, la respuesta es sencilla: “Me di cuenta que tenía que documentar este momento en relación a la fotografía y el espacio web, la libertad que suponía sobre todo para las fotógrafas más jóvenes el compartir sus memorias visuales”.

No hay duda que Internet ha resultado un vehículo sumamente atractivo para toda esta discusión y expresión del yo fotográfico llevado a otro nivel. Ya no hablamos sobre autorretratos y autoreferencia directa, sino toda una búsqueda de visión elemental del arte a través de la circunstancia personal. El contexto de este encuentro entre la exploración conceptual personal y algo mucho más sutil, se ha transformado: desde la propuesta documental en estado puro de Nan Goldin, ha algo mucho más directo y puro. Y es que quizás, el hecho que la galería de arte sea sustituida por un medio doméstico como la red, hace que la relación entre espectador/observador y el artista creador del mensaje sea mucho más elemental y directo. Un vinculo íntimo entre el documento visual y el mundo que lo asimila como expresión esencial de la individualidad.
¿Qué se puede interpretar de toda este planteamiento donde el mensaje expresado es mucho más refinado pero también más abstracto que la simple capacidad documental? ¿Una tendencia a explorar límites difusos entre lo evidente y lo circunstancial? ¿Una nueva expresión del porno de lo cotidiano, como ha sido llamado en varias ocasiones? Quizás la respuesta la tenga la propia Lina Scheynius: “A veces me parece duro estar expuesta, y a veces desearía no haber publicado ninguna de esas fotografías. Pero esos son momentos pequeños de duda que acechan pero luego se esfuman. Publicar ciertas imágenes implica coraje, y eso forma parte del juego”.

Una mirada renovada a la simple intimidad visual.

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