martes, 31 de diciembre de 2013

Delirios de fin de ciclo: Las costumbres y celebraciones de fin de año a través del mundo ¿Cual es la tuya?



Mi tia abuela solía subirse a una silla y justo a la medianoche del treinta y uno de diciembre, saltaba gritando "Voy a viajar". Mi prima E. también saltaba pero además, comía apresuradamente un racimo de Uvas, simbolo de la prosperidad. En casa de mi amiga J., en cambio, la costumbre de año nuevo era comerse una buena cucharada de lentejas muy calientes, para asegurar la bonanza y la alegría en los meses siguientes. Y es que al parecer, todos los rituales de fin de año, parecen resumir ese deseo casi privado de disfrutar de doce meses de felicidad y buenos momentos, con una serie de símbolos auspiciosos que nadie sabe muy bien de donde provienen pero que igualmente toman por ciertos. Costumbres que de una u otra manera todos practicamos y disfrutamos como parte de ese ambiente extravagante que parece preceder a la última noche del año.

Probablemente, los rituales del fin de año tengan mucha relación con la idea que el último día de año simboliza el fin de una etapa y el comienzo de otra. Para buena parte del mundo Occidental, la noche del treinta y uno del doceavo mes del año, es la más propicia para recordar el tiempo transcurrido y agradecer lo recibido, lamentar lo perdido y probablemente, mirar con esperanza el futuro. Definitivamente, hay algo de primitivo en esa necesidad de comprender el tiempo como pequeños trozos de historia y escenas: una visión de nuestra vida como parte de algo más grande y presumiblemente misterios. Con toda probabilidad, de allí la necesidad de encontrar en las pequeñas costumbres y tradiciones, una metáfora de nuestra incertidumbre hacia lo que vendrá, esa incógnita un poco difusa que durante la última noche del año, nos parece más real que nunca. Y es que quizás, al filo de la medianoche, con el cielo nocturno abriendose hacia el futuro promisor, es mucho más sencillo de creer que más allá de nosotros mismos, hay una promesa de esperanza a punto de hacerse realidad.

¿Y cuales son los rituales que parecen forman parte de esas tradiciones domésticas que todos practicamos al menos una vez? Preguntando por aquí y por allá, me encontré que la gran mayoría de las familias cree en las mismas cosas, aunque bajo sus propios matices y al final, los rituales de fin de año parecen el resultado de una combinación de historia familiar mezclada con esa noción de lo misterioso que todos tenemos. ¿El resultado? Una extrañisima combinación de ideas que reflejan muy bien la visión que nuestra cultura tiene sobre el futuro:


* Las Doce Uvas de La prosperidad:


Nadie parece coincidir en cual momento de la noche del treinta y uno de diciembre se deben comer las doce Uvas que para muchas culturas, simbolizan prosperidad y alegría: Algunos los hacen unos minutos antes de la Medianoche, otros durante el primer minuto del año nuevo. Probablemente deudoras de las Uvas de la Abundancia del Dios Baco - que en manos de la Divinidad simbolizaban felicidad y fertilidad -  el racimo de Uvas es un elemento tradicional en la mayoría de las celebraciones de año nuevo Venezolanas. Dependiendo de la opinión familiar, cada Uva puede simbolizar un deseo o simplemente, un buen pensamiento por cada mes del año que apenas comienza. Una de mis vecinas, española de Nacimiento y fervorosa caraqueña por adopción, me contó que a pesar que la costumbre tiene raices españolas, en Venezuela se hace con mayor alegría y entusiasmo que en la Madre España.

- En Venezuela todo tiene un sabor distinto y mucho más burlón - me explicó. En la mesa decorada para agasajar el año nuevo, la copa con las Uvas ocupa un vistoso lugar - de manera que comer las Uvas de la Prosperidad no es solo masticar: es una celebración de risas y chistes.

Es verdad. Sonrío al recordar todas las ocasiones que he terminado riendo, masticando apresuradamente varias uvas a la vez, mientras todos en la celebración reímos por aquel improvisado y caótico banquete. Una imagen que creo forma parte de muchas de las fiestas navideñas de mi país.


* Besos para sonreír:

Uno de mis amigos estadounidenses, me comentaba hace poco que ya comienza a sentir la inevitable ansiedad de no tener a quien besar como parte de la celebración de año nuevo. Cuando le pregunté vía correo electrónico porque era tan importante la costumbre, me dedicó una improvisada llamada telefónica para explicarlo.

- Es una manera de celebrar el año recordando que lo mejor de tu vida, es sin duda las personas que forman parte de ella - me comentó. Y no era precisamente un comentario romántico. Me habló que la costumbre incluye efusivos besos y abrazos entre amigos, parientes y vecinos, como una manera de recordar que el año que comienza estará lleno de momentos profundamente emocionales.

Investigando un poco, encontré que nadie sabe muy bien de donde procede la costumbre, aunque algunas fuentes insisten en situarla en la Saturnalia Romana - fecha muy próxima al año nuevo - donde todos los asistentes se besaban al menos una vez como parte de la celebración.

* La Lenteja y la prosperidad:


Para muchas culturas, las lentejas son simbolo de dinero, muy probablemente porque durante el Medioevo era un grano que junto a la sal, solo podían permitirse los más adinerados. La costumbre en muchos pueblos, era por tanto, compartir un plato de las suculentas lentejas para anunciar un año próspero y lleno de felicidad.

El ritual se mantuvo casi intacto por siglos y eventualmente, cruzó el charco para formar parte de las costumbres de fin de año del Nuevo continente. En casa, el plato de lentejas debe comerse calientes - a riesgo de algún que otro accidente culinario - y casi al filo de la medianoche, para asegurar que el año que comienza estará lleno de buenos augurios y momentos inolvidables.

- No olvides agregar mucho laurel, para asegurarte que el año que comienza, te traiga muchas risas - me sugirió mi prima L. mientras revolvía el cuenco de lentejas que mañana comeremos en familia. No puede evitar imaginarme la misma escena, dos siglos atrás, bajo el fuego navideño de una chimenea. Y me hizo sentir curiosamente emocionada la sensación de comprender que lo que heredamos - y forma parte de nuestra vida - son trozos vivos de historia.

* La Vajilla al suelo:

Hace un par de años, celebré el año nuevo junto a varios amigos de la familia Griegos. La celebración, además de mucho más bulliciosa que lo habitual - y más divertida -, estuvo salpicada de una costumbre que curiosamente, comparten con el pueblo Danés: arrojar platos al suelo. La tradición que parece provenir de la costumbre Griega de quemar todo lo que podría recordar el pasado y también, de una vieja tradición Danesa de arrojar contra la puerta de los seres queridos la vajilla, para asegurar buenos augurios en el año que comenzaba. Cualquiera sea el origen, confieso que me resultó sorprendente y hasta un poco desconcertante, arrojar platos y tazas al suelo mientras todos celebraban a gritos el fin del año.

- ¿No lo sabes? - comentó mi amiga J. mientras tomaba un plato y lo arrojaba casi con elegancia al suelo - la vida solo te brinda si dejas caer lo que llevas a cuestas.

Un pensamiento hermoso, pensé en esa ocasión. Y lo sigo pensando. Tal vez mañana, me atreva a romper una taza, tal vez con esa extraña sensación de jolgorio que brinda el caos, para recibir la sonrisa del año que comienza.

* El Monstruo que sonríe:

Uno de mis amigos se mudó el año pasado a Edibumburgo y como es lógico, le preocupaba muchísimo como sería pasar las primeras fiestas navideñas sin encontrarse en compañia de su familia. Eso, claro, hasta que se encontró en mitad de una multitud callejera disfrutando del célebre "Hogmanay", una celebración callejera multitudinaria de origen ancestral, cuyo origen aún no se conoce con precisión. Algunos expertos insisten en tiene reminiscencias francesas, otros celtas pero la gran mayoría coincide en que tiene mucha semejanza con una antigua celebración normanda al Sol.

Según J., la celebración es una mezcla de circo ambulante y una monumental obra de teatro: incluye desde una cabalgata de luz, con actores vestidos de vikingos y llamada "Torchlight Proccession", el encendido de la hermosa Royal Mile, calle por excelencia de la ciudad y las danzas de "Off Kilter" una mezcla de bailes antiguos y contemporáneos que parecen resumir la variopinta visión que la ciudad tiene de si misma.

- No te haces una idea de lo extraño que es encontrarte en mitad de una celebración medieval en año nuevo, de conocer a la ciudad a través de una sola tradición - me comentó un entusiasmado J., que este año tomó precauciones para disfrutar de la celebración a plenitud y desde ayer se encuentra fotografiando los preparativos - es como una parte muy esencial de toda la ciudad e incluso país.

Puedo imaginarlo. Y es que la imagen de los antiguos Vikingos, copa en mano y riendo a carcajadas mientras bailaban alrededor de grandes hogueras, con toda la inocente franqueza del jolgorio, se hace muy clara en mi mente. Quizás, todas las culturas son un poco ingenuas al momento de celebrar.

* Puntualidad Inglesa:

Cuando mi tio L. me contó como se celebra el año nuevo en Londres, me reí a carcajadas. Y es que nada parece reflejar con mayor claridad esa curiosa y elegante idiosincrasia del británico que su manera de celebrar el año nuevo:  Durante el "first footing", todos intentan ser el primero en visitar y desear feliz año nuevo en la casa de familiares y amigos, y debe hacerlo justo después de escucharse las últimas campanadas de la medianoche. La celebración incluye obsequios pero también la curiosisima costumbre de llevar una caja de carbón para homenajear la casa que se visita.

- Recuerda que por mucho tiempo, el Carbón fue un lujo inalcazable para muchas familias - me explicó tio L. mostrándome la caja que le obsequió uno de sus mejores amigos el año anterior. Los trozos de carbón envueltos primorosamente en papel de regalo me conmueven - de manera que obsequiar carbón simboliza prosperidad, amor y buenos deseos.

La escena me parece idílica e incluso romántica: La familia abrazándose bajo un fuego brillante y cálido, risas y abrazos en medio de esa sensación de esperanza que parece extenderse más allá de la puerta abierta. Una manera de mirar el mundo como parte de nuestra historia o lo que es más hermoso, parte de nuestra esperanza.


Coloco con cuidado las uvas que comeré, dentro de la taza que romperé e incluso un trocito de carbón que obsequiaré al primer pariente o amigo que abrace durante la celebración de fin de año. Y siento una emoción como de niña, al pensar que hay un poco de historia en cada gesto, una manera de mirar el futuro con una sonrisa y más allá, de creer que el mundo tiene el rostro nuevo que soñamos, al menos, una vez al año.

¿Cuales son tus costumbres de año nuevo? ¿Quieres compartirlas? ¡Nos leemos en los comentarios!



lunes, 30 de diciembre de 2013

Una vuelta al sol: Las lecciones que me deja el año #2013





Una vez leí que las mejores lecciones las tienes sin saber que las recibes. Un pensamiento curioso que siempre me hizo reflexionar sobre el poder de lo que haces para aprender, sobre lo que ocurre y que te permite comprenderte con mejor claridad. Y es que entre ambas cosas, entre ese construir tu propia vida a decisiones y la mirada atenta a lo que ocurre a tu alrededor, se encuentra ese aprendizaje casi sutil - yo diría que invisible - que nos brinda el día el día. Porque sin duda, el aprendizaje o mejor dicho, la experiencia, no es otra cosa que un cúmulo de errores y aciertos, más o menos accidentales, que tienen el poder de simbolizar ese tránsito entre lo quienes somos y quienes aspiramos ser. ¿Y que mejor momento que el fin de año para reflexionar sobre esa gran lección que se aprende cada día? En mi caso, me tropecé muchísimas veces, me lastimé otras tantas, pero también aprendí - recordé - el poder sanador de la risa, y la sinceridad de la lágrima. Y es que crecer y madurar es un asunto de valientes, decía mi abuela y aunque no sé si tengo tanto coraje para asumir mi propios errores, si tengo la convicción que puedo al menos, sonreí con el alivio de comprenderme mucho mejor.

¿Y cuales son esas lecciones que aprendí con tanto esfuerzo en esta extraña y dura vuelta al sol que termina mañana? Probablemente, las siguientes:

* El poder de dar las Gracias:

Y no me refiero solo a agradecer con sinceridad, sino también comprender que el agradecimiento tiene el poder de cerrar ciclos y consolar tristezas. Porque  decir"Gracias" no solo es un reconocimiento tácito que alguien más tuvo una importancia sustancial en nuestra vida, sino que tenemos la entereza para admitirlo de manera saludable. En mi caso, además aprendí a dar las gracias, incluso a esas personas que poco después, dejaron de merecerlas y lo hice con toda la convicción de quién sabe que las etapas deben culminar sin deudas emocionales que lamentar. De manera que descubrí que las Gracias, pueden ser una manera de cerrar una puerta en tu vida con elegancia y firmeza. Un adiós con guante de seda.

Descubrí este pequeño secreto luego que mi amistad con alguien muy querido se fracturó de manera irremediable. Fue un momento duro y levemente incómodo el entender que tenía mucho que agradecerle, a pesar de que nuestra amistad había terminado por una serie de razones distintas. Pero igualmente creí meritorio hacerlo y de la manera más sincera posible: fue una forma de despedirme de nuestros recuerdos en común y los buenos momentos que compartimos juntas. Sentí alivio cuando lo hice y después, comprendí que fue la manera más respetuosa que tuve de pasar la página y comenzar otro capítulo en mi vida donde nuestra amistad no estaba incluida.

* El poder de dejar fluir:

Soy una persona controladora. De hecho, me obsesiona tener el control de cada aspecto de mi vida, por pequeño o insignificante que sea. Tal vez se deba a que la mayor parte de mi vida he sido una mujer independiente y me preocupa más de lo que debiera, una serie de situaciones cotidianas de cualquier índole e importancia. Y es que la necesidad de tener cada situación bien sujeta bajo mi puño parece abarcarlo todo: desde cosas importantes como deudas y cuentas por pagar, plazos profesionales por cumplir, la situación país - caótica y cada vez más desconcertante - hasta circunstancias tan sencillas como sacar la basura y cuando ordenar mi ropa sucia. Todo parece afectarme de manera directa y emocional, despertar esa necesidad de pormenorizar y sobre analizar cada aspecto y circunstancia que forma parte de quien soy. Por ese motivo, este año tuve que aprender a la fuerza que el control es solo una ilusión y una manera de consolar un tipo de angustia existencial que poco o nada tiene que ver con el mundo que me rodea. Y es que perder el control - o mejor dicho, asumir que nunca se tiene, en realidad - ha sido una manera de comprender el alcance de mi responsabilidad sobre lo quien soy y mi forma de vivir y más allá, como interpreto el mundo. Supe que había logrado un pequeño gran triunfo sobre el tema, la primera vez en que no sufrí un acceso de pánico por retrasarme a una cita de trabajo y me limité a tararear una de mis canciones favoritas intentando calmarme. El tráfico a mi alrededor dejó de parecer amenazante y sentí con toda claridad, que había comprendido esa máxima que por mucho tiempo, me pareció una idea incluso irresponsable: "El mundo tiene su propio ritmo, déjate llevar".

* El poder de respetar tu identidad personal:

Siendo artista, toda mi vida he luchado a brazo partido con la inseguridad sobre mi trabajo y mi forma de expresarme a través de él. Y es que no es sencillo, encontrar la manera de definir una pasión tan poderosa como escribir o fotografiar, sin definir tu propia visión de las cosas. Porque en mi caso mi profesión es mi identidad y ambas cosas se mezclan con muchísima frecuencia, lo que me produce una sensación confusa de no entender muy bien donde comienza una y donde termina la otra. La inmediata consecuencia de eso, es que me avergüence definirme a través de lo que hago: me llevó casi quince años comenzar a llamarme Fotógrafa y casi el mismo tiempo escritora, cuando en realidad casi toda mi vida no he hecho otra cosa que fotografiar y escribir. Este año, me obligué a enfrentarme a mis temores, a mis dudas y pequeños dolores y decidí era el momento de asumir que mi profesión y mi mundo interior coinciden en una multitud de lugares. Me miré en mi trabajo y expresión artística y comencé a asumir el hecho que es un privilegio que lo que hago para vivir sea una manera de construir mi propio espíritu, de alimentar mi curiosidad emocional y mis cuestionamientos. Así que aprendí, que aceptar el talento, las capacidades y las virtudes personales es una forma de respetar tu creación artística y aún más, de asumir la responsabilidad que tienes sobre él.

Tal vez, por ese motivo, uno de los recuerdos que atesoraré de este año tan inquieto como conmovedor, fue la primera vez que alguien me felicitó en la celebración del día del Escritor. Por un momento, estuve a punto de insistir en mi argumento de "aún me resta mucho para serlo" pero recordé mi profundo amor y respeto por las palabras, el tiempo que le he dedicado a mi aprendizaje y el gran valor que tiene la literatura en mi vida. Finalmente acepté el halago con una sonrisa y una sensación de profunda esperanza en el camino que comienzo a recorrer para expresar ese amor ilimitado hacia la creación y la imaginación.

* El poder de cerrar ciclos:

Durante años, me tropecé con amistades nocivas que conservé por tener la confusa idea que una verdadera amistad podía soportar los momentos más bajos y dolorosos. Es cierto: Una amistad es un vinculo de complicidad y cariño entre dos espíritus afines y puede de hecho, soportar momentos tormentosos. Pero en mi ingenuidad por mucho tiempo confundí amistad y relaciones emocionales con soportar comportamientos erráticos, traiciones y deslealtades. Y debo decir, que esa necesidad mia de "comprender" y "salvar" a otros, parecía tener una directa relación con mi visión distorsionada sobre lo que implica un vinculo intimo entre dos personas. Pero este año, asumi mi responsabilidad sobre el tema y tomé decisiones que me permitieron no solo mirarme con mayor sinceridad sino además, liberarme del peso de sostener relaciones emocionales y personales dañinas. Al principio me llevó un enorme esfuerzo hacerlo: No es fácil abandonar un habito que por años mantuviste y alimentaste con cierta mirada indiferente, pero una vez que comencé, tuve la sensación que mi mente comenzaba a sanar de heridas que ni recordaba tener. ¿El resultado? Mirar mi vida con mayor amabilidad y sobre todo, respetar mucho más esa apreciación personal que tengo sobre las relaciones y esa complicidad que todos compartimos con alguien más.


* El poder de dejar caer peso innecesario: 

Por años, me acostumbré a llevar sobre los hombres responsabilidades, culpas, rencores, pensamientos hirientes, situaciones y escenas en una especie de equipaje emocional sobre el cual llegué a perder el control. Y es que muchas veces durante los últimos años, tuve la sensación que miraba el pasado con tanta frecuencia que era una manera de justificar mis errores o intentar mirarlos desde un cariz distinto. Pero este año descubrí que hacerlo me sofoca, no solo a nivel moral, sino incluso de manera intelectual. Porque quienes somos ahora mismo, es consecuencia directa de quien fuimos, nadie lo duda, pero también, en quien nos transformarmos a medida que las experiencias y el tiempo transcurren. Pensé sobre eso, luego de una noche de pesadillas con algunas escenas de mi infancia. Me quedé sentada en la cama, pensando en cuanto me asustaba aún recordar los pasillos oscuros de la escuela donde me eduqué y la sensación de abandono que me provocaba. Y de pronto, tuve el raro pensamiento que habían transcurrido probablemente unos 15 años desde la última vez que había estado allí. Me quedé un largo minuto en silencio, mirando la oscuridad a mi alrededor y paladeando la idea. El pasado aún estaba allí, pero probablemente no por su peso, sino por mi necesidad de revivirlo una y otra vez. Una idea extraña e inquietante, me dije. Pasé el resto de la noche, buscando fotografías del colegio, las que tomé en mi intento por comprender mis difíciles años en él y de pronto, del monstruo de mis pesadillas, lleno de tenebrosos pasillos y espirales de angustiosas puertas cerradas, solo encontré un viejo edificio, una venerable institución que comenzaba a envejecer. Me hizo sonreír las imágenes, mirarme tan pequeña y tan asustada en mitad de la luz radiante de tardes perdidas. Y comprendí que el pasado o lo que recuerdas de él, son imágenes deformes de lo que temes y de lo que asumes forma parte de tu imaginación.  Una idea extraordinaria y desconcertante, que me dejó aturdida los días siguientes pero que por último, me permitió comprender mi historia personal de una manera distinta y mucho más enriquecedora.

Una lista corta pero lo suficientemente sustanciosa para expresar los sentimientos encontrados que me produce este año que termina. Todavía no sé si lo recordaré con una sonrisa o una lágrima, pero creo que no importa demasiado. Con una sonrisa o con una lágrima, avanzo hacia una región de mi misma inexplorada, profundamente sensible y amplia, llena de esperanza y quizás algo tan pequeño y frágil, como un poco de fe. Una manera de soñar.

C'est la vie.

domingo, 29 de diciembre de 2013

Bailar a la luz de la Luna: Un año extraordinario de magia y creación.




Ha sido un año de descubrimientos, pienso mientras contemplo el cielo nocturno. La luna se convirtió en un hilo de luz resplandeciente, en medio de la oscuridad púrpura. Y sonrío, al pensar que es casi propicio que la última Luna del año que termina, sea la oscura, la que invita a la introspección y al conocimiento más profundo. Porque este, ha sido un año para crecer y confiar, pero sobre todo, para recorrer un largo camino de reencontrarme con mi misma. La mujer que soy ahora mismo, puede sonreír, a pesar de una vuelta al sol intensa y casi dolorosa. Y lo hace con la convicción que cada ciclo tiene su principio y su final, que toda transformación es auspiciosa. El poder de construir un nuevo horizonte, de soñar otra vez, con la esperanza recién nacida. Un privilegio, sin duda. Un aprendizaje que he obtenido a fuerza del traspiés y de la necesidad de volverme a levantar.

Y es que quizás en el 2013, como ningún otro año, recordé el poder sanador de la libertad del espíritu, esa empieza por comprender quien eres, cual es tu historia. Mirarme en el espejo de mis creencias, llevar a cabo este pequeño recorrido en palabras por mi manera de ver el mundo, me ha permitido encontrar espacios en mi mente olvidados. Crecer y madurar, asumir el valor de mi responsabilidad, encontrar ese sentido real a lo que sueño y aspiro. Porque la magia en mi vida, es parte de esa búsqueda interminable de significado, sentido y belleza. De mirarme, más allá de cualquier idea, como un espiritu que crea.

En el renacimiento de esta esperanza en lo sagrado que habita en nuestra piel y nuestra sonrisa.

El Mundo y la magia: Un espléndido despertar. 

De pie, en medio de la multitud que se agolpa en uno de los vagones del subterráneo de mi ciudad. Un poco malhumorada, cansada y desconcertada. Un grupo de chicas conversan a unos cuantos metros de distancia, entre risitas y gritos jubilosos. Una de ellas, lleva un pentáculo al cuello. El cabello trenzado, una pequeña medialuna tatuada en la muñeca.

Deambulo por mi librería favorita. En un anaquel, una extensa colección de títulos diversos se agolpan desordenadamente. En todos ellos, la Diosa me mire, sonríe cómplice, misteriosa, danzando entre las palabras y páginas. Una mujer joven, que lleva un bolso al hombro y sostiene lo que parece ser un maletín médico en la mano derecha, toma uno de los libros ( Por un momento, alcanzo a ver el rostro de Afrodita, enigmático y espléndido, sonriendo benévolamente desde la portada ) y lo lleva hasta el mostrador. Una expresión de curiosidad y placer llena su rostro.

Sentada, junto a mi prima pequeña, intentando que aprenda a pronunciar de la manera correcta los rudimentos del gaélico, la lengua del viento. Se detiene, toma una bocanada de aire, sonríe y luego deja escapar una sola palabra, con el metódica belleza de una invocación: "Gaelach". La abrazo, riendo. Hijas de una Tradición más antigua que el tiempo, más allá de la memoria y toda razón.

La voz de la Antigua sabiduría, en nosotras.

Porque la Diosa renació en diversos ámbitos, desde la literatura fantástica, en los grupos de mujeres que buscan nuevas formas de comunicación e incluso en las investigaciones históricas con perspectiva de género, que buscan mostrar las entretelas de una teología unilateral y básicamente misógina. La Diosa resplandece en todo este nuevo interés por lo femenino que se mira así mismo con enorme interés. En la libertad de las ideas que se renueva, con un espiral de visiones y expresiones, para demostrar que la Diosa es parte de la creencia, la misteriosa, la oculta, la hermosa. Esa que sobrevivió a cientos de años de anonimato, que se protegió con esfuerzo y que renace, en este nuevo siglo con fervor.

Fue un año de descubrir la palabra bruja a toda una nuevo mundo que desea encontrar aprender su nuevo significado. Llevar el mensaje de quienes somos, de esa creencia que nunca abandonó de todo la cultura y que ahora se manifiesta como poder y belleza. Las diosas nos revelan el lado femenino de la divinidad, que durante siglos ha sido negado en las religiones occidentales, además las diosas de todas las culturas han sido poderes inmanentes, que actúan con el mundo, no desde la omnipotencia lejana como el Dios judeocristiano. La Diosa es la tierra, el agua, el cielo y la luna, es el espíritu de un águila. Y forma parte de nuestro mundo, ahora mismo, en plenitud, en esa correspondencia de mirar el mundo creacionista. La Diosa como idea esencial de lo creativo, de lo bello y lo bueno que habita en cada uno de nosotros, de lo que soñamos y aspiramos como esperanza. De ese poder de las convicciones, de esa visión del mundo más allá del dogma. Un renacer constante de quienes somos y de quienes deseamos ser.

Camino por mi ciudad, caótica y hostil. Y sonrío. Bajo este cielo brillante de un diciembre espléndido. Mi abuela - la sabia, la bruja - habría sonreído también, con este pequeño milagro de la bruja que renace, que tiene nuevo rostro. ¡Como me gustaría contarle lo que he vivido este año! Las palabras de mis lectores, la manera como la Bruja se ha convertido - a medias, todavía aún en creación - en la mujer que descubre, la pionera, la audaz. Me pregunto que habría pensado de todas esas mujeres que hoy leen sus palabras en las mias, que la admiran sin conocerla, que pronuncian su nombre con cariño incluso hoy. Y ahora en la sonrisa también hay lágrimas. De emoción, de imaginar que vendrá después, el camino que seguiré recorriendo entre palabras e imágenes. Hoy en día mucha gente harta del extremo materialismo contemporáneo, de la misoginia e intolerancia de muchos líderes de la Iglesia, busca en las raíces de la espiritualidad humana nuevos símbolos que sirvan como referentes de su búsqueda mística; las diosas llegan en buen momento para devolvernos el equilibrio perdido hace dos mil años.


Abro mi libro de las sombras y encuentro una frase que parece resumir esta vuelta al sol inolvidable, extraordinaria y poderosa. El canto a Coatlicue que dice: "Oh, flor dorada abierta, es nuestra madre cuyos muslos son sagrados, cuyo rostro es una máscara oscura, viene de Tamoanchan el primer lugar en donde todos los dioses descendieron...

En medio de un círculo de velas encendidas, canto en voz baja. Los ojos cerrados, el cabello desordenado cayéndome sobre los hombros. El simbolo de la Diosa en mi pecho. La convicción en mi mente, la ferocidad de una antigua creencia, en mi espíritu y en la voz más antigua de mi memoria.

El rostro de todos los rostros.

La voz de la divinidad en medio de la tormenta del verbo y la creación.


La Madre que Danza: La Diosa que somos todas.


Durante la Luna Oscura  suelen llevarse a cabo rituales que beneficien la intuición y la relajación, debido a que su energía propia la reflexión y el análisis de las ideas más personales. Uno de estos rituales es el siguiente:

Para su realización necesitaremos:

7 velas verdes.
Un cuenco para quemar.
7 Hojas de Laurel.
7 Hojas de Romero.

Disposición:

Forma un circulo con las velas en el medio del cual te sentarás. Coloca el cuenco para quemar frente a ti, con las hojas de Laurel en su interior. Sostén las hojas de Romero en tu mano. Ahora cierra los ojos y toma siete larga bocanada de aire, sintiendo como todo tu cuerpo se relaja al ritmo de tu respiración. Imagina que a tu alrededor el aire se hace cálido, acariciando, parpadeando en una leve tonalidad esmeralda. Cuando sientas que tu nivel de concentración ha alcanzando un punto optimo, abre los ojos y enciende la vela colocada frente, mientras invocas de la siguiente manera:


"En nombre de la Diosa secreta
Señora del bosque del pensamiento
En nombre de la voz de la Tierra bendita
y su hijo el viento
Llamo a las voces del tiempo"

A continuación, toma una hoja de romero y colócala dentro del cuenco para quemar. Enciende la segunda vela, siguiendo el sentido de las agujas del reloj:



"En nombre del fuego purificador
de la Danza del pensamiento infinito
Me elevo en el espiral de mi espíritu
en el aliento redentor de mi propia convicción"

Introduce otra hoja en el cuenco para quemar. Luego enciende la tercera vela:

"Invoco a la Diosa a través de su hijo el viento
Invoco al Dios a través de su consorte la Tierra
Llamo al tiempo en el fuego que renace y muere en cada despertar del sol
Siento el beso de la bondad en mi piel, y el canto del agua en mi corazón"

Coloca la siguiente hoja de Laurel en el cuenco. Enciende la cuarta vela:


"Que la sabiduría de la Diosa sea en mí
Que la sabiduría de la Tierra acuda a mi llamado"

Deja caer la siguiente hoja junto al resto. Enciende la quinta vela:

"Que la compasión de la idea Universal sea en mis dedos
Que la creación sea bendita en mí"

Introduce una de las hojas restantes. Enciende la sexta vela:

"Bailo la danza de la noche en mi espiritu
Mi nombre es el de las estrellas
mi rostro el del misterio y la determinación"

Por último, deja caer la hoja otra en el cuenco para quemar y enciende la última vela diciendo:

"Soy la creación viva
Inspiración del amor Universal
Soy el poder de la naturaleza
Soy la convicción del espíritu
Y el rostro de la bondad
Que en la Diosa Secreta
Así sea"

Deja caer la última hoja en el cuenco para quemar. Ahora enciende el contenido del cuenco y cuando logres un fuego alto y el exquisito olor de las hojas comience a impregnar la habitación donde te encuentras, cierra los ojos. Imagina que te encuentras en un campo lleno de una esplendorosa hierba verde, bajo los rayos de un sol brillante y despejado. Siente que la energía de ese resplandor brillante y cálido llenándote, mientras el olor de la hierba te rodea, te inflama, te envuelve. Siente que tu cuerpo se integra a las sensaciones que le dan sentido a la imagen: La tierra que te sostiene, el viento que te golpea el rostro, la sensación del sol en tu piel, el olor de la hierba fresca y jugosa a tu alrededor. Visualiza cada detalle de la manera más clara que puedas, enfatizando meticulosamente cada elemento que doten a tu meditación del poder de la Luna y de tu capacidad para la creación mágica.

Ahora abre los ojos y apaga las velas, comenzando por la que encendiste en primer lugar, siguiendo el sentido contrario de las agujas del reloj, mientras invocas:

"Nazco y renazco en la luz
Crea poder en mí
Crea fuerza en mí"

Para culminar el ritual que llevaste a cabo, come y bebe algo para librarte de la energía.


Sonrío, sí, en esta oscuridad aterciopelada de una noche cálida. Y es que hoy, la niña que soñó con las estrellas, la mujer joven en que convertí y la Bruja que nació del corazón de ambas, siente la felicidad de creer y confiar bajo su propia capacidad de crear. Un sueño de generaciones y rostros que heredé, en palabras y en sueños, entre mis manos. Una manera de soñar y aspirar a la esperanza.

La magia más hermosa de todas.

Así sea.

sábado, 28 de diciembre de 2013

La Diosa, la Bruja y la esperanza: Un año para descubrir mi reflejo en el espejo.





Enciendo una a una las velas. La diminutas llamas parpadean en al oscuridad, oscilan creando sombras triples a mi alrededor. Estoy desnuda, en medio de esta calidez casi onírica, esta sensación primitiva de pertenecer a algo más grande que mi propia mente. Y es que este circulo de velas que se extiende por la habitación, que parece iluminar mi historia y la que heredé, los sueños que se crean y los que están por nacer. Cuando levanto los brazos para invocar, sonrío: La piel fragante por el olor de las hierbas, el cabello rozandome la espalda, bailando con el viento. Sueño entonces, con el tiempo que está por venir, por el futuro que aún comienza a dibujarse en este infinito cuajado de estrellas púrpuras que llamamos imaginación.

Y es que este año, recorrí el camino de reencontrarme con la Diosa en mi mente, en mi espíritu y en mi necesidad de crear. Un camino que ha supuesto desempolvar viejas ideas, construis algunas nuevas y sobre todo, mirarme en el reflejo de mi propia mente para reconocerme. Porque como bruja, como mujer adulta, como creadora, como artista, el descubrimiento de mi propia identidad comenzó por asumir el poder de la Diosa que me habita, la que brilla en las habitaciones de mi mente a diario, la que me inspira y me brinda la oportunidad de reconstruirme una y otra vez. Porque cada mujer es una Diosa: la que ríe, la que llora, la que construye, la que pare un hijo y la que también, da a luz sus propias ideas. Cada mujer posee la capacidad instrinseca de crear magia, de levantar un mundo a su medida. Eso lo recordé este año extraordinario, inolvidable e intenso.


Porque Al evocar a una diosa, como decían las sumerias, se entra en contacto con su energía universal, armonizando la energía de las que rezan y bailan con la de la Diosa. El poder divino que convierte en sagrado la feminidad más allá de la idea cultural. Ese acto de fe soñar y crear, de danzar para elevarnos a las estrellas. No en vano, en todas las culturas que adoraban a la Diosa, el ritmo era sagrado. Hoy en día en la India y Bali, al adorar a las diosas se canta, baila y narra la historia de la divinidad, los tambores tienen la finalidad de conectarnos con el latido del corazón cósmico de la Diosa. El latido del corazón de la Tierra, de los sueños que se construyen a partir de una idea. La Bruja antigua, encarnada en la mujer que hoy levanta el rostro al sol para sonreír.

La Diosa que nace, en cada día de sol y de cielo luminoso. La que se abre camino en medio de la incertidumbre, la Diosa que grita y que llora, la que susurra y suspira. La Diosa que se renueva, en sangre y en sueños. La Diosa de la Luna, que contempla el tiempo que construye la belleza.  Las Diosas siguen siendo la expresión del sagrado femenino. Hablar de las diosas es referirse a lo que las antiguas culturas aceptaban y que esta ha perdido: la dualidad de los poderes místicos de lo masculino y lo femenino como iguales, generadores del equilibrio universal. Hay quien argumenta que la religión católica contempla lo sagrado femenino con las múltiples vírgenes y santas, habrá que diferenciar claramente que estas mujeres sagradas están circunscritas a una sumisión del valor masculino supremo: la virginidad impuesta, la prohibición de la autonomía y la libertad femenina.

¡Que lamentable que hayamos perdido esa idea poderosa y espléndida de lo sagrado femenino! pienso, mientras las llamas del caldero chisporrotean y se elevan para calentarme las manos. Que doloroso que la mujer haya sido constreñida, castrada, limitada y dividida, en una cultura que le arrebató por muchos el siglos el nombre y la individualidad. No olvidamos que para la cultura Occidental, la mujer debe someterse a esa idea frágil de la mujer que obeedce:  Las santas, mujeres consagradas a la Iglesia, a Dios, parecen destinadas a servir a los curas y obispos como sus superiores, sin libertad de una completud femenina para vivir, se santifican al sacrificarse totalmente, en cuerpo y alma en nombre de un Dios. Las diosas en cambio son poderosas, llenas de libertad, sexualidad, fertilidad, armonía, alegría. Y que inquietante pensar que para la mujer católica la redención se encuentra en la obediencia.

Bailo, en mi circulo de velas, con los brazos extendidos sobre la cabeza. Riendo en voz alta. ¡Libre, tan libre! Bailo, con un suspiro que se eleva en espiral. No hay temor en esta confianza simple, como de niña, mientras invoco ese poder misterioso que habita en la tierra que me sostiene, en el viento que acaricia mi cabello, en el sueño del mar en mi espíritu, en el fuego que ilumina mis párpados cerrados y me purifica. Porque la historia de la bruja es la crear y construirse así misma, la de esperar y tener siempre la esperanza que el tiempo que la espera, será un anuncio de esa aurora espléndida que despunta en su corazón.

Las diosas tienen cualidades múltiples, ajenas a la concepción occidental de lo que "es femenino", así son guerreras como Durga, la reina guerrera. Son luz y sombra, pero sobre todo capaces de compartir sus dones divinos con mujeres y hombres por igual.

Para una criatura la madre lo es todo: protección, amor, alimento, intimidad. El universo creado entre la madre y su hija o hijo, rara vez es alcanzado por el padre, no importa cuán bueno y devoto este sea, no llevó en su cuerpo al ser que ahora está en sus brazos, por eso para todo ser humano que conoce a su madre al nacer, ella es el universo, es la primera imagen de divinidad. Casi todas las imágenes femeninas que datan de los años 3000 y 5000 antes de la era cristiana, muestran que nuestros ancestros reverenciaban el poder creador de las mujeres y consideraban a La Gran Madre como el origen de la vida y su nutrimento.

La cultura Navajo tiene entre sus diosas de mayor poder a la Mujer Araña, la que tejió el universo cantando y diciendo a otras mujeres que participaran con ella en la telaraña de la creación. En la mitología griega, Eurinoma tomó las dos colas de serpiente y haló sólo caos, entonces creó el cielo luminoso y el mar, luego el viento del norte, más tarde se convirtió en paloma y de ella surgió un huevo que se transformó en lugares del mundo, toda su creación nace con cánticos

Las y los aztecas llamaron Coatlicue a la Madre de todos los dioses y diosas, y adoraron como la dama de la falda de serpientes, señora de todo lo que está vivo y lo que está muerto.

Suspiro, deambulando en la oscuridad de mi habitación favorita. Un enorme anhelo de comprensión me envuelve, esta decisión definitiva de encontrar el sentido a mis ideas más profundas y más intimas a través de esta vuelta a los orígenes. La Diosa que me protege, que soy yo misma. El símbolo de lo bueno que nace y que espera en mi mente y más allá de ella ¿Es posible tal cosa? ¿Puedo confiar que el rostro secreto de esa Dama misteriosa que habita en mi espíritu otorgue un valor concluyente a mi expresión más personal? Me detengo, miro por la ventana un instante. La luna llena brilla sobre la ciudad, resplandeciente, remota, inexplicable, antigua, un símbolo eterno de la belleza del enigma del corazón humano. Una emoción reluciente, recién nacida me recorre.

El significado, el tiempo nuevo. La creación sagrada entre mis dedos.

Asi sea.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Proyecto "Un libro Cada Viernes": Los libros que recomiendan algunos de mis escritores favoritos.





Siempre he creído que hablar sobre los mejores libros de la literatura Universal es una temeridad. Y es que los libros forman parte del pensamiento Universal: lo reflejan, lo crean, construyen un lenguaje propio que pertenece a cada época, a cada circunstancia que creó la historia, que abarcó las circunstancias de un mundo extraordinario que se asume como diverso y espléndido. Además, cada lector atesora recuerdos y posee su propia historia en palabras que cuidar y conservar, de manera que la idea de un libro Universalmente aceptado como el mejor, es complicada de asumir y aún más, de construir. Pero aún así, la pregunta persiste y creo que todo devoto de las palabras se la ha formulado alguna vez: ¿Cuales son los libros que se consideran joyas de la Literatura?

Decidí que la búsqueda debía empezar de una manera simple: por los creadores. Para los escritores, los construyen y levantan mundos de palabras ¿Cuales son los mejores libros? ¿Que opinan los que asumen el poder de la letra y la página como propio sobre la transcendencia? El repertorio es amplio, de manera que lo resumí al mundo literario últimos cuatro siglos, para favorecer la consistencia del planteamiento. ¿Cuales son esos libros que los propios escritores consideran imprescindibles? ¿Los de obligada lectura? ¿Los que le permiten reconocerse como parte de un infinito Universo creativo? ¿Los sublimes, los exquisitos, los misteriosos? ¿Los que hacen llorar o reír, los que cuentan grandes historias extraordinarias o recorren el alma humana? Me emocionó la sola idea de investigar algo semejante: ¿Qué encontraría? ¿Que podría sugerir cada selección? ¿Qué me diría cada palabra guardada y conservada por varias de las mentes e imaginaciones que más admiro?

La respuesta a todas esas ideas, por supuesto me sorprendió. De hecho, me encantó tanto lo que logré comprender a través de ellas, que decidí que como homenaje a los lectores, a los creadores, a los visionarios, a los que sueñan en palabras y las guardan también en el corazón, culminar mi proyecto "Un libro cada Viernes" con los  libros recomendados por un grupo de estupendos escritores, la mayoría de ellos desconocidos para el gran público, otros pioneros en su tiempo y en la construcción de la memoria literaria. Todos latinoamericanos. Una decisión consciente que tiene toda la intención de expresar mi profunda fe en las palabras y en la nueva visión de creación literaria del continente. Encontré la información investigando por aquí y por allá, como piezas perdidas de un enorme rompecabezas. Así lo imagino de hecho: un espléndido campo de palabras, creándose lentamente que hoy termina.

¿Y cuales son los libros que prefieren algunos de algunos de mis autores favoritos? Los siguientes:

*Jorge Asís: Escritor y periodista Argentino, autor de uno de mis libros favoritos "El Pretexto de París". 

Contestatario, incisivo y provocador, para Jorge Asis la lectura, el libro, la palabra y lo que evoca, viene profundamente aparejado con el tiempo que se crea a partir de las ideas del escritor. Por ese motivo, no es de extrañar que haya escogido como uno de sus libros favorito a la La montaña mágica de Thomas Mann. Para el autor, el libro construye no solo una sólida visión de esa historia desconocida de la burguesía Europea que intentaba sobrevivir a los albores de la primera Guerra Mundial, sino que asume una nueva visión del lenguaje narrativo "Lo leo y me dan ganas de escribir. Basta que tome cualquier capítulo para que me den ganas de dedicarme a la literatura", ha dicho el autor sobre la novela. Una manera franca de expresar no solo su admiración sino el hecho que Mann, con su interpretación dura de una Europa desconocida, creó un tapiz vívido de los pequeños desastres de una sociedad en decadencia.

A la vez, Asís, parece encontrar también en la narración  exquisita y elegante de Marcel Proust, una manera de concebir la literatura como medio de expresión. No es casual por tanto, que otro de sus libros recomendados sea: En búsqueda del tiempo perdido. Por el camino de Swann del escritor fránces. "Aproximarse a Proust a través de alguna de sus grandes biografías es un doble placer", dice el autor, fiel creyente del poder de la palabra para reconstruir el mundo del que escribe y más allá, quien saborea los mundos que crea con su pluma.


* Graciela Gliemmo: Escritora y editora, autora del magnifico libro "Las huellas de la Memoria" , una alegoría a la belleza y a la ternura que recomiendo ampliamente. 

Graciela Gliemmo es una escritora prolífica, de prosa exquisita y profundamente intimista. Por ese motivo, su selección parece resumir esa directa mirada suya al espíritu humano, a la emoción en estado puro y a la creación como elemental expresión del yo.  Porque para Gliemmo, uno de los libros imprescindibles es el magnificio volumen recopilatorio: "Cuentos completos de Julio Cortázar. "Leer los cuentos de Cortázar ayuda a ensanchar nuestro mundo. Uno sale enriquecido, con alas, de esta experiencia". Una oda a la imaginación.








* Carlos Alberto Montaner: Periodista, escritor y político cubano, autor entre otras obras del estupendo libro "La mujer del Coronel" que recomiendo ampliamente.

Exiliado, idealista, profano y polémico, Montaner se distingue por su pluma agil y directa. Tal vez por ese motivo, su selección tenga mucho que ver con esa capacidad de la palabra para englobar el Universo que se vive, que se asume, que se sueña y se construye. Para el escritor cubano, un libro imprescindible es   Ficciones de Jorge Luis Borges. "El mejor prosista de la lengua castellana contemporánea", insiste el periodista, lo que parece sugerir que su visión de la literatura va más allá de su verbo incendiario: Quizás la mera pasión por construir imágenes implacables y extraordinarias que transcienda el mero hecho literario.

También y quizás por las mismas razones, el escritor recomienda: La rebelión de las masas de José Ortega y Gasset, ese magnifico análisis que parece ser el preludio de lo que concebimos como la actual cultura de masas "Un ensayo que tiene lo mejor de Ortega: la prosa creativa, la imaginación para los grandes temas sociales y la intuición política" insiste Montaner sobre el libro.


* Pola Oloixarac: Escritora y traductora argentina. En el 2008 publicó su primera novela "Las teorías salvajes" que recomiendo por ser una extraña combinación de actualidad, reflexión social y dialogo existencialista.


Para Oloixarac, la prosa es un reencuentro con lo esencial del espíritu humano: su capacidad para observarse y reconstruirse a través de las ideas. Por ese motivo, es bastante probable que la autora encontrara en la célebre Evgeny Onieguin de Alexander Pushkin, una manera de expresar esa singularidad de la palabra que crea y se obsesiona con lo que expresa y la estructura en que se sostiene. Una sutil reflexión entre la  realidad y lo irreal, las mismas obsesiones que Oloixara medita en sus artículos un libro. Una manera de concebir el hombre y su circunstancia.

* Elena Poniatowska: Escritora, activista y periodista mexicana, reciente ganadora  del Premio Cervantes 2013 y autora de la curiosa novela "Juan Soriano. Niño de mil años", que recomiendo por singular y sólida.

Inteligente, concienzuda y extrañamente visceral, Poniatowska tiene la capacidad de mirar el absurdo de la vida de una manera casi elegante. El caos parece reconstruirse, hilvanarse, levantarse en palabras y en hechos que la escritora describe con enorme belleza y un toque de cinismo. Tal vez por ese motivo, no me sorprenda que uno de sus libros favoritos sea "Hambre" de Knut Hamsun, ese extraño y exquisito monologo interior que parece enaltecer lo anónimo en beneficio de la historia que se mira así misma. Una construcción de la memoria sin identidad, pero profunda y sustanciosa.


* Sergio Olguín: periodista, escritor y fundador de la revista V de Vian y autor del gran libro "La fragilidad de los cuerpos" que recomiendo por su capacidad de evocación y brillante narrativa. 

Como escritor, Sergio Olguín tiene la capacidad para la elegancia impulsiva: todas sus obras están llenas de sentimiento pero más allá, hay una especial belleza en lo que narra, en su descripción directa y casi cruda. Y es que Olguín, blasfemo y contestario, también conoce de preludios y sutilezas. O eso deja entrever que "Esperando a Godot" de Samuel Beckett sea uno de sus libros favoritos. Tragicomedia en dos actos, asume el absurdo como condición vital pero más allá, como expresión de esa necesidad profunda de contestar y reconstruir la prosa como un vehículo de transformación elemental. Y es que quizás Olguín, con su sonrisa ladeada y la experiencia del escritor perenne, haya encontrado en el texto esa visión profundamente extraña del hombre que escribe: La esencia de la posteridad.

Y sin abandonar el absurdo, Olguín también recomienda la extrañisima novela "La espuma de los días" de Boris Vian, un análisis de la raíz del replanteamiento de la historia que debate y cuestiona y más allá, de la palabra como vehículo de expresión de ese caos existencial inevitable. Una forma de expresión dura, exquisita y elemental que asume el poder de lo que se cuenta por encima de la manera en que se construye la historia que se muestra.

Una lista corta sin duda, pero que reúne lo que creo, es una pequeña muestra de un viaje de la imaginación junto quizás a las letras más prometedoras de nuestro continente y de esta nueva generación de escritores que se afanan en encontrar una manera de construir su propia identidad en letras. ¿Y que mejor manera de despedir este proyecto que brindar al lector la oportunidad de crear y soñar con lo que puede haber en la frontera misma de la solapa de un libro? Un paso que empieza un largo camino que recorrer, la imaginación abriendose en todas direcciones a partir de la primera palabra.

¿Donde conseguir los libros anteriormente nombrados en Caracas?

Casi todos se encuentran en las Librerias del Ramo Tecniciencia y Nacho a un costo que varia entre los 200 bs a los 600 bs.

Como siempre, si quieres leer cualquiera de los libros mencionados en su formato digital, déjame tu dirección de correo electrónico en los comentarios y te los envío.





jueves, 26 de diciembre de 2013

El mundo transparente: Lo que se dice y lo que se oculta en el mundo 2.0





Hace unos una semana y poco más, nadie conocía a la directora de comunicación de InterActive Corp (IAC), ( empresa propietaria de sitios web como match.com, Meetic, Vimeo y The Daily Beast ) Justine Sacco. Como otros millones de internautas en el mundo, Justine utilizaba su cuenta en la red social de microblogging Twitter para dejar comentarios sin mucho sentido y uno que otro, francamente burlones, pero nada que sorprendiera al usuario habitual. El día 20 de diciembre a punto de subir a su avión con destino a Sudáfrica, escribió lo siguiente: "Me voy a África. Espero no contraer sida. Es broma. ¡Soy blanca!". Luego se subió al avión, sin saber que durante las catorce hora de viajes siguientes se convertiría en un paria del mundo 2.0.

Y es que esta gran aldea global, de redes de comunicación interconectadas, funciona a una velocidad inaudita y desconcertante. Porque si hoy le estoy contando la historia de Justine Sacco, es debido a que durante las horas que tardó en llegar a Sudáfrica, se convirtió en el personaje más odiado de un mundo gobernado por la virtualidad y que se enfrenta a la inmediatez del concepto. Porque Justine Sacco se enfrentó, sin esperarlo al mundo de comunidades virtuales construido a través de opiniones, despertó ese instinto de rencor en grupo que parece anidar en una parte muy primitiva de todos nosotros. Lo más intrigante es que para Sacco, las implicaciones de la web no era desconocidas. Pero quizás justamente eso jugo en contra suya: Justine asumió que ese tono irreflexivo, progresista y ambivalente de la red social nunca encontraría su comentario fuera de lo común. Después de todo, comentarios como el que hizo se realizan a diario - y quizás incluso más punzantes - y no parecen levantar un revuelo especialmente significativo. Pero a Justine Sacco le costó no solo la reputación, la tranquilidad sino incluso el empleo. ¿Por qué? ¿Cual es la diferencia que convierte un Tuit en una tendencia emocional y otro que pasa desapercibido? ¿Qué es lo que hace que la lucha entre ambas cosas se enfrente a lo que consideramos cotidiano para transformarse en algo más? ¿En que se basan las leyes y reglas de un mundo virtual que parecen cambiar a diario para dar paso a algo más? Nadie tiene las respuestas a ninguna de estas cuestiones claro, pero tampoco parecen preocupar demasiado. Y es que entre la virtualidad y el mundo que la consume, hay un espacio que puede tener cualquier significado.

Justine Sacco: del odio de masas a la idea de odiar en grupo.

Finalmente Sacco se disculpó: lo hizo con las palabras de profundo arrepentimiento. Ponderó sobre lo mucho que lamentaba haber realizado un comentario tan ligero sobre una situación tan grave e insistió en una serie de argumentos predecibles donde insistía en que nunca fue su intención lastimar la sensibilidad mundial con un chiste malo. Pero eso es evidente ¿No? Porque cada día, todos nosotros utilizamos la red como un desahogo, una manera de expresar ese alter ego un poco retorcido que parece habitar en cada uno de nosotros. Porque la red tiene el mismo efecto en la mayoría que antes se le achacaba al alcohol: deshinibe. Y es esa repentina libertad, esa impunidad sin limites, lo que hace tan apetecible y peligrosa la red. Muy probablemente Justine Sacco dice la verdad: no esperaba herir suceptibildiades incluso haciendo un comentario de pesimo gusto sobre tema potencialmente sensibles. ¡Pero es que la red parece que esa es la ley y la norma! ¿Cuantas veces no hemos leído comentarios incluso más hirientes y politicamente incorrectos en nuestros propios TL? ¿En cuantas ocasiones no hemos reído por chistes sobre temas que se asumen sin resquicio de humor? Para el recuerdo, los cientos de chistes y comentarios sarcaticos que suelen realizarse luego de la muerte de cualquier personaje público o luego de incluso tragedias especialmente graves. ¿Para el recuerdo? Lo ocurrido con la cantante Dulce María, ex cantante del grupo mexicano  RBD ( @DulceMaria ),  que decidió utilizar al Tsunami Japonés de gravisimos proporciones ocurrido en el 2011 para una desconcertante metáfora "Como un tsunami en Japón, puede hacer que tus olas revuelquen el maldito corazón", escribió en su cuenta de Twitter, lo cual provocó  revuelo no entre sus asombrados seguidores sino también en un enfurecido público lector que la considero ofensivo e insultante. Por días enteros, la cantante soportó insultos y críticas, hasta que finalmente la cantante se disculpó : "Lo siento mucho... Solo lo decía por el efecto mariposa :( pero en realidad espero que llegue luz a Japón y que todo mejore pronto. Perdón', insistió. No obstante, la reacción continúo y aún años después, continúa siendo blanco de burlas y criticas.

Aún así, la cantante solo fue el ojo del huracán de una serie de comentarios de mal gusto y supuesto humor negro con respecto a la tragedia. Por supuesto que su popularidad y visibilidad la hizo blanco fácil - chivo expiatorio - pero el hecho continúa siendo evidente: cualquier red social parece ser una peligrosa tentación para dar rienda suelta a una sinceridad sin censura que puede resultar ofensiva. Porque hablamos de comentarios que probablemente se hacen en privado, entre risas nerviosas. Chistes y burlas que compartímos sin asumir en realidad su peso y significado. ¿Pero que es exactamente lo que hace que el mundo 2.0 se convierta en una caja de resonancia de esa personalidad oculta que procuramos ocultar en el mundo real? La respuesta podrían ser numerosas: por un lado está la sensación de falso anonimato. Las redes Sociales ofrecen al usuario una sensación de seguridad artificial hacia lo que dice y lo que comparte. La infinita cantidad de datos que a diario se comparten y se intercambian, hace que el mundo 2.0 posea una caualidad casi infinita. Y es esa interminable variedad de opciones y visiones lo que hace que cualquiera pueda suponer que puede perderse entre las intricadas conexiones que se crean gracias a esa aparente vastedad. Más aún: La red presupone el anonimato evidente, ese de ocultarse detrás de un seudónimo o incluso una imagen cualquiera para dar rienda suelta a esa expresión sin tabues y sin filtro social que ninguno de nosotros conoce en el mundo real. La libertad parece traducirse en esa capacidad del usuario de rebatir sus propios limites, de abrirse camino y suponer que la amplitud lo protege, que esa infinita variedad de opciones lo sepultan y lo hacen invisible. Una teoria que la mayoría de las veces parece resultar correcta, pero como descubrió Justine Sacco, no siempre es infalible.

Porque lo que ocurrió con Sacco demuestra que hay una grieta e interconexiones en la red impensable. Para ella, lo fue que su tuit fuera retuiteado a un empleado de la página web Buzzfeed.com, que a su vez lo incluyó en uno de los conocidos reportajes del sitio web. Lo demás, es historia: el tuit se  convertió, de un comentario personal en una red limitada, a una información de amplio alcance para los millones de usuarios de la web. En apenas cuestión de horas, el Tuit habia generado un verdadero escándalo virtual entre una red que necesita nuevos idolos y villanos a la misma velocidad que los consume. De inmediato Justine, con su comentario un poco sin sentido y falsamente provocador, se convirtió en el simbolo del peligro de la red social anónima, de la que todo lo que ve y con toda probabilidad todo lo recuerda.

Hace unos días, le hice el comentario anterior a un amigo, que de hecho, había sido uno de quienes reclamó a Justine "su falta de sensibilidad". Me dedicó una mirada severa.

- Parece que para ti el sentido del tuit no es realmente importante - me reclamó - se burló de una situación muy delicada.

Tomé un sorbo de café de la taza que acababa de servirme. Me pregunté si debía recordarle que luego de la muerte de Hugo Chavez Frías, le leí en un par de oportunidades, bromeando sobre el dolor de las multitutes que desfilaron para despedir al fallecido presidente. Preferí no hacerlo, por aquello de no confundir la política con cualquier tema que se debate pero aún así, me pregunté si era consciente que la red es el medio natural de la burla y la incorrección. Traté de recordarselo con un ejemplo menos sensible.

- La red no tiene etiqueta social. Es hipocrita censurar a Justine solo porque podemos hacerlo como si jamás hubiesemos algo parecido - opiné - es decir, su comentario es grave y de eso nadie tiene duda, pero lo que me pregunto es ¿Por qué nos parece mucho más grave el suyo que los cientos de memes burlones que utilizan imágenes de situaciones críticas como chistes? ¿Que hace que Justine Sacco sea en esta ocasión la Villana cuando usualmente nos burlamos de las mismas cosas y con la misma frivolidad?

- Justine no solo se burló, insultó directamente a todo el que pudo - insistió - Es el ejemplo de lo que las redes provocan: te aseguro en ningún momento meditó sobre lo que decía, jamás...

- ¿Tu lo haces?

- No me refiero a eso.

- Yo no lo hago - admití - jamás pienso demasiado en lo que escribiré en Twitter. Me gusta el factor espontáneo, la sensación que dialogo en voz alta con quien quiera escucharme. ¿Justine se burló directamente de temas dolorosos? Por supuesto. Pero no es la primera y la última.

- Pero si la idiota que pagó por todos los demás.

Tiene sentido, pienso. Más tarde, mientras investigo para este artículo, encontraré que Justine es una estadistica más dentro de lo que parece ser una tendencia cada vez más popular de equivocaciones, burlas e imprudencias bajo el amparo de la web. Desde políticos hasta actores, todos parecen ser la cara más visible de una costumbre que se hace cada vez más generalizada. El mundo 2.0 no solo acoge a la osadía sino también a la irresponsabilidad, a esa sensación de poder decir cualquier cosa y por cualquier motivo, sin que importe demasiado las posibles consecuencias, porque estamos convencidos que nos las habrá. Un fenómeno que además, no parece exclusivo de los más conocidos sino que proviene como es obvio, de esa gran usuario invisible, el anónimo y multitudinario que abarrota las redes.

También hay otro tipo de criatura virtual, fruto de esta sensación de limites infinitos que brinda el Mundo 2.0: el que asume que las redes sociales pueden - o de hecho sustituyen - la vida real. Y es que la amplitud, capacidad de comunicación y vastedad de la red de información, parece satisfacer con muchísima facilidad esa curiosidad intrínseca que es parte de toda mente o simplemente, de nuestra capacidad de construir ideas. Es notoria, esa sustitución de lo real, a través de las múltiples opciones que la web brinda. Porque admitamoslo, el mundo virtual pareciera - a cierta distancia y con miopía intelectual - brindar las posibilidades de construir un espacio personal que no tenga que padecer los limites de la normalidad. Hablamos que la web - dúctil, transformadora y por supuesto, sin nombre - ofrece la oportunidad de construir una versión personal de la realidad. Una idea que parece exagerada, hasta que avanzamos en la premisa y nos tropezamos con que la web de hecho, reconstruye el mundo real para muchos usuarios. Desde relaciones emocionales basadas esencialmente en el intercambio virtual, trabajo al alcance de un click, hasta el célebre alter ego, la interpretación de la metarealidad virtualizada parece reconstruir la fantasía del otro yo desconocido a un nuevo nivel.

De insultos y otros sobresaltos: La red Social como espejo deformado.

Me ocurre con frecuencia, sobre todo cuando escribo sobre un tema especialmente sensible: de pronto, un grupo de users anónimos me insultan de las maneras más extravagantes y floridas que conocen amparándose bajo esa invisibilidad aparente de carecer de nombre e imagen. Sobre todo, me pasa cuando abordo temas feministas o donde los comentarios directos podrían ser interpretados políticamente incorrectos o groseros. Es un fenómeno que me parece no solo curioso sino sintomático de la nueva máscara social, la gran red Social que permite ocultar el origen del comentario en beneficio del mensaje. Y es que probablemente, el que se siente protegido para insultar y denigrar en la red o incluso, solo expresar opiniones que podrían considerarse escandalosas, deja muy en claro que la red parece erigirse como una barrera protectora entre la opinión y la reacción real, y la que puede emitirse sin sufrir las consecuencias. Una idea que inquieta e intriga a partes iguales: ¿Hasta que punto las redes son el terreno fértil ideal no para la opinión desprejuiciada sino para la desinhibición y la provocación directa? ¿Hasta que punto el usuario de la red asume la opinión no solo como una meditada expresión de su forma de pensar sino en su capacidad para irritar y cuestionar la forma de pensar del otro? El enfrentamiento entre ambas cosas es inevitable pero sobre todo, sintomático de algo más: la opinión que se hace inmediata se hace por tanto, menos profunda y meditada. ¿Qué ocurre entonces con el intercambio de ideas que supone fomenta cualquier red social? Es otro de esos planteamientos sin respuesta, que forman parte de toda el análisis de esta nueva cultura de lo que ocurre casi sin intervalo de interpretación y mucho menos de asimilación. La cultura del ahora mismo, de la noticia inmediata, del hecho instantáneo. La opinión que apenas tiene sentido y mucho menos sustancia. La cultura banal.

Escribo esta reflexión cuando un user anónimo de Twitter decide responder uno de mis comentarios con una grosería. Palabras más, palabras menos, es un comentario sexista, ridículo y casi adolescente. Lo hace un anónimo por supuesto, que además no tiene fotografía. Y mientras lo leo, pienso en la sencillez en que actualmente se puede ser políticamente incorrecto, en las máscaras que forman parte de esta nueva comunidad Universal de palabras y expresiones ególatras que la mayoría de las veces parecen carecer de medida y sentido. Un reflejo de esta generación que se educó bajo la visión de la palabra sin sustancia y quizás sin valor.

¿Quienes somos bajo esta nueva perspectiva del mundo que se desdobla en una especie de estructura virtual? Muy probablemente solo lo sabremos en unas décadas más, cuando la comunicación se haya transformado para siempre sin vuelta atrás y lo que es aún más desconcertante, cree un nuevo concepto de quienes somos, como nos expresamos y más allá, como nos miramos como parte de la sociedad.

C' est la vie.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Delirios Navideños: Locuras y otros sobresaltos navideños.






Mi amiga @Cristabelhc llama a los momentos muy incómodos: "esos que provoca la tierra te trague y te escupa en otra galaxia". Y creo que, no hay mejor manera de definir esos traspiés y equivocaciones que parecen ser tan frecuente sobre todo en fechas de celebración, donde la sensibilidad está a flor de piel y cualquier situación doméstica puede parecer potencialmente catastrófica. Desde problemas de etiqueta y formalidad - como no saber como llamar a la novia del recién divorciado delante de la ex mujer - o simples dramas familiares - el tío que llora en cada escena familiar - la navidad parece ser la época idónea para las llamadas "metidas de pata" y descubrir que todos somos cómplices y también culpables de todos estos pequeños desastres hogareños.

Personalmente, soy especialista en coleccionar locuras por estas fechas, y debo decir que este año ha sido muy prolífico en el tema. No obstante, debo decir que los momentos más "tragame tierra" de este diciembre con tinte a contienda electoral y confusión de ciudad caótica, fueron los siguientes.

* El extraño caso del Pariente desconocido:

Hace poco, mi tío L. me invitó a una cena familiar con motivo de la cercana navidad. Debo decir que solo me reúno con su familia una o dos veces al año, y desconozco sobre todos a los parientes del lado de su esposa, por lo que cuando este anciano de gran sonrisa amable me abrazó, asumí se trataba de alguno de los numerosos primos, tíos, abuelos desconocidos que suelen abundar en las familias europeas. De hecho, me pasé un buen rato escuchando al anciano divagar sobre su idílica vida en Galicia, hablarme sobre sus ensaladas de papa favorita, su amado perro labrador y otras curiosidades menores que me contó entre el humo de su pipa y riendo a carcajadas con olor a alcohol. Finalmente mi tio L. me encontró en el pequeño jardín de su edificio, bebiendo chocolate caliente, aburrida y congelada hasta los huesos, sentada junto al ancianito.

- ¿Y tu amigo quien es? - me preguntó mirándome con una sonrisa. Y solo allí descubrí que el anciano, que continuaba contando a quien quisiera escucharle sus tropelías de jovencito seductor en Barcelona, no era pariente de nadie y mucho menos, amigo de alguien en la celebración. Más tarde, nos enteramos que el abuelo en cuestión, se encontraba perdido y sin identificación en las calles de la urbanización y que su familia le estaba buscando desde hacia un buen par de horas.

Unas horas después y luego de dejar al centenario seductor en casa de sus parientes, brindamos a su salud, riendo un poco sobre el extraño episodio y sobre todo, de esa enorme facilidad de las fechas navideñas de convertir en jolgorio circunstancias poco menos que extravagantes.

* El Regalo incómodo y otros pequeños dilemas:

Durante la fiesta de navidad de mi edificio - costumbre singular que se conserva en el lugar donde vivo desde hace más de viente años - solemos realizar un intercambio de regalos que no gusta demasiado a nadie pero en el que todos participamos más por costumbre que por placer. Comentaba la circunstancia con una de mis amigas de mi piso, cuando alguien me preguntó, en voz alta, cual sería el peor regalo que pudieran obsequiarme durante la celebración. Envalentonada por las risas y burlas que compartimos dije en voz alta y bastante audible: "Que me obsequiaran la saga 50 Sombras de Grey, la utilizaría como pisa papeles o para sostener la pata coja de la mesa". Todos reímos y continuamos bromeando hasta que el intercambio de regalos comenzó. Un rato después, mi vecina del piso dos, quien me cae especialmente mal y a la que nunca dirijo la palabra, levantó un trozo de papel donde se podía leer el número del piso donde vivo.

- ¡Y la Señora V. le regala a la Berlutti! - gritó eufórico el vecino que hacia de maestros de ceremonias, micrófono de karaoke en mano. Incómoda, me acerque hasta la vecina que, sin sonreír, me puso en las manos un caja envuelta en un estrafalario papel de aluminio rosa.

- Feliz Navidad - balbuceó casi con esfuerzo. Sin saber muy bien el motivo de su disgusto esta vez, me apresuré a rasgar el papel para agradecerle...solo para encontrar, la serie de E.L. James. Un silencio tenso se extendió por la sala, solo roto por algunas risitas nerviosas. Miré a mi vecina boquiabierta y avergonzada, sin saber como disculparme o siquiera si debía hacerlo.

- Ya tienes con que sostener la pata coja de tu mesa - dijo. Y se alejó entre la multitud para acercarse a la mesa de la comida. Y yo permanecí allí, con los libros entre los brazos, a medio camino entre una disculpa efusiva y un insulto a medio proferir.

Unas horas después y en privado, me disculpé con la señora en cuestión, explicándole que todo libro, sea cual sea, es un buen regalo. Ella me dedicó una larga mirada que no supe interpretar y al final, terminó por sonreír.

- Como sea, seguimos siendo vecinos a pesar de la navidad.

Que buena frase, pensé. Y lo sigo pensando justo ahora.

* La Hallaca verde y otras curiosidades culinarias:

Una de las costumbres más tradicionales de Venezuela es compartir las hallacas domésticas con amigos y familias. Casi siempre, la ocasión merece una comida improvisada y una pequeña celebración para degustar el platillo típico. Hace pocas semanas, visité con mi madre a uno de sus viejos amigos de la Universidad y su esposa, que no es especialmente hábil en la cocina, se apresuró a servirnos una de las Hallacas que había preparado el día anterior. No supe que decir - ni que hacer - cuando me sirvió en un primoroso plato de porcelana navideña, una Hallaca...de color verde.

Me explico, para mis queridos lectores de otras latitudes: La hallaca es un plato típico navideño Venezolano que se prepara con harina de maíz, guiso de carne, alcaparras y se cuece en hoja de Plátano. Cuando está lista, la combinación es suculenta y el aspecto del plato es de una solida pieza de harina de un tentador color amarillo. De manera que el tono verde selvático de esta hallaca era toda una preocupante novedad.

El marido y la mujer  nos miraron expectantes y mi madre, más versada que yo en esas lides de etiqueta y buenas costumbres, no dudo en comer un pedacito del platillo y declarar que tenía un sabor "riquísimo". Todo eso a pesar de su expresión preocupada y lo rápido que pasó a probar los otros platillos de la mesa navideña. En mi caso, jugueteé con el pedazo hasta que no pude disimular más y me lo llevé a la boca. Lo mastiqué y me asombró el sabor a Azafrán combinado con algo indefinible que le daba al plato, no el exquisito sabor a guiso de carne y especias que debería tener, sino algo peligrosamente parecido al curri con algo mucho más picante. Mastiqué y juro, de verdad, que intenté tragar aquello, procurando poner buena cara pero al final, el instinto de conservación pudo más que yo y escupí el pedazo de masa en la finisima servilleta de seda de la mesa. Todos me miraron asombrado y mi madre, especialmente enfurecida.

- ¿Muy fuerte para ti? - preguntó la esposa, con su espléndida sonrisa. De verdad, quise decirle que sí, que era un sabor muy exótico para mi poco refinado paladar. Que aquella combinación extravagante de picante, especias y Dios sabe que otra cosa me había desconcertado. Pero como realmente no soy capaz de esas cosas, simplemente me tomé un sorbo de agua fría y sacudí la cabeza.

- Muy mal sabor para mi la verdad.

Ya estaba dicho. Y debo decir, que luego que lo dije, supe que había cometido la metida de pata del año con el pequeño comentario. Todo transcurrió muy rápido después de allí: comí el resto de los manjares navideños preparados por la ocasión y luego, mi madre recordó una súbita cita para comer con algún familiar anónimo. La pareja, enfurruñada y colérica, no pareció preocuparle demasiado nuestra apresurada huida.

No me atreví a mirar a mi mamá mientras cruzábamos la ciudad caótica de estos días navideños. Por ese motivo, cuando la escuché reír me sorprendió.

- De verdad, disculpa - me apresuré a decir - pero eso estaba incomible.
- O lo decías tu o vomitaba yo - dijo a toda respuesta. Y de pronto, nos encontramos riendo a carcajadas, como dos niñas. Después de todo, la extravagante comida si nos dejó algo que celebrar: una inesperada complicidad.

* La Vajilla de Porcelana y otras cosas que se rompen con asombrosa facilidad:

Mi prima M. está obsesionada con su vajilla "bonita". No tengo idea del motivo exacto, pero ama sus bonitos platos de finísima porcelana blanca. Y eso te lo repite cada vez que puede y en todo momento de cualquier evento que implique utilizarlo. Te habla de la ocasión en que los compró - en Bruselas, hace doce años -, de lo finísima que es la marca - que no recuerdo ahora mismo el nombre - y que algún día, una de sus futuras hijas heredará aquellas bellas piezas de artesanía doméstica para la posteridad. Por ese motivo, cuando rompí uno por casualidad en su cocina, sentí que literalmente me desmayaba del pánico.

Lo peor es que ni siquiera tuve la culpa. Lo digo en serio: Enjugué el dichoso plato con todo el cuidado que merece y luego lo coloqué con suma delicadeza sobre el mesón de mármol...desde donde claro está, resbaló, rodó y luego cayó aparatosamente al suelo. Lo miré todo como si ocurriera en una lenta escena cinematográfica: el plato rodando mientras yo gritaba con los ojos muy abiertos un melodramático "NO". Pero por supuesto, no ocurrió así: fue algo muy rápido y solo recuerdo que pensé: "La puta..."

Nerviosamente recogí los pedazos del suelo. Sosteniéndolos, recordé todas las veces que mi prima insistía en la belleza de aquellas hermosas piezas de porcelana, la manera tan orgullosa como las mostraba. Así que decidí, sin juicio y casi por impulso, esconderme en los bolsillos del suéter que llevaba los pedazos. Mi parte más severa - y adulta - me recordó que no podría esconder algo así por mucho tiempo y que tal vez lo mejor era soportar la regañina y continuar la celebración en paz. Pero la parte más niña - y la que finalmente ganó la batalla de la conciencia - me recomendó envolver los pedazos en servilletas y tenerlos muy ocultos durante el resto de la noche, cosa que hice. Y que escena fue esa: sentada en la silla del jardín, viendo a todos celebrar y comer, me pasé la mitad de la noche esperando que mi prima gritara y empezara a vociferar en busca de su plato perdido. Pero no ocurrió nada: tal vez se debió a que E. estaba demasiado ocupada en celebrar vaso de Ponche en Mano, o que el asunto no tenía tanta importancia como yo creía. Me repetí eso último toda la noche, con el sobresalto del culpable, masticando pedazos de pan de jamón sin dejar de mirarla. Finalmente, cuando volví a casa, tomé los trozos del cuerpo del crimen y los arrojé a la basura. Tuve una rara sensación de ocultar un delito menor mientras lo hacia y me pregunté cuando se descubriría todo el desastre. Imaginé a mi prima contando sus preciados platos y notando que faltaba uno. Casi pude verla tomando el teléfono, enfurecida para preguntar a los invitados y luego...

Pues bien, resulta que nada de eso ocurrió. Hasta la fecha - y la cena se llevó a cabo el día 10 de diciembre - mi prima no parece haber notado que su famoso plato está perdido. Pero yo continúo preocupada, escuchando chirriar pedazos de porcelana en algún lugar de mi mente, una especie de corazón delator de Edgar Allan Poe, pero versión cristalería doméstica.


Podría continuar contando anécdotas: Desde el fuego artificial del vecino que se escapó del control y nos hizo huir a todos los que conversábamos en la terraza de mi edificio o cuando no recordé había comprado una Torta negra para una celebración, solo para encontrarla quince días después en algún lugar de parte trasera de mi automóvil. Pero creo que esta lista resume bastante bien esa extraña cualidad de las fiestas decembrinas para hacernos reír y disfrutar a pesar de cualquier cosa. Y ¿Cuales son tus momentos " trágame tierra y escúpeme en otro lado? ¿Los quieres contar? Nos leemos en los comentarios.

Por cierto, para los que se lo preguntan: Sí, mi prima va a descubrir que ocurrió con su plato justo leyendo esta entrada. 






martes, 24 de diciembre de 2013

Delirios y celebraciones: La Navidad a través del mundo.




Como Grinch oficial de mi familia, no celebro navidad. La mayoría de mis parientes tampoco lo hace, pero igualmente disfrutan - y mucho - de esta oportunidad de reunión, retomar afinidades y simplemente estar juntos. Y es que la navidad es, más que una fecha religiosa, una manera de entender nuestra cultura, esa que insiste social, una gran comunidad unida por ideas semejantes. No obstantes - y aquí viene lo que personalmente me divierte - al parecer hay muchas maneras distintas de interpretar la Navidad, como celebrarla y sobre todo, como asumir su significado. Una especie de reconstrucción de la idea cristiana - basada en la fe - a algo más cercano a una visión cultural de la fecha. Sin duda, una transformación de la primitiva idea casi sectaria que la navidad solo podía ser celebrado para católicos - y por católicos - en algo mucho más general y flexible. Un sintoma social, quizás.

Basada en esa idea, decidí hacer unas cuantas preguntas a mis amigos de diferentes nacionalidades e indagar un poco sobre sus manas de celebrar la navidad. Me asombró encontrar que las costumbres tenían un cierta idea pagana y más allá, una connotación étnica muy fuerte. ¿Lo mejor? su manera de reflejar la cultura de donde provienen y esa enorme capacidad del hombre para pintar cualquier circunstancia y escena con los vivos colores de su imaginación.

¿Y cuales son esas costumbres que me asombraron tanto? Las siguientes:



Luz de Navidad: Una celebración radiante en Medellin. 

Mi amiga Y. es colombiana de nacimiento y aunque es hija adoptiva de nuestro país, continúa conservando alguna de las costumbres navideñas del terruño. Me contó que para ella la navidad empieza de alguna manera el día 7 De diciembre, con el llamado "día de las velitas". Junto a su familia, decora el pequeñísimo jardin de su casa con velitas y linternas de papel amarillo, para homenajear a la Inmaculada Concepción. En Medellín su ciudad de origen, la celebración se convierte en algo extraordinario cuando los vecinos de varios aledaños se reúnen y crean verdaderos "Túneles Luminosos". Para Y., sin embargo, lo más entrañable de la costumbre no es el espectáculo visual - que ya lo sería por sí solo - sino la forma como la celebración parece estrechar lazos entre parientes y amigos que pocas veces coinciden durante el año.

- Llevar una lucecita, se convierte en una manera de saludar y desear ventura a quienes forman parte de tu vida - me explicó. Con una sonrisa, me extendió las fotografías de su pequeñísima celebración doméstica. Sus hijas sostenían velitas en medio del salón repleto de luz - es un momento de paz y unión que anuncia como será la navidad después: una forma de recordar porque la familia nos hace sonreír.

Una idea que me encanta, pienso, encendiendo la velita que me obsequio. Una forma de mirar la Navidad como un momento de unión.

En Colombia, las navidades se inauguran extraoficialmente el día 7 de diciembre, el "Día de las Velitas". Por la noche, las calles se decoran con velas y linternas de papel, que iluminan las ciudades y pueblos en un resplandor amarillo en honor a la Inmaculada Concepción. En muchas ciudades, e incluso en los pequeños pueblos rurales, los vecinos se reúnen y decoran los barrios, convirtiendo las calles en virtuales "túneles de luz". La ciudad de Medellín se convirtió en un popular destino turístico durante la temporada de vacaciones debido a este despliegue de luces.


De puerta en Puerta: Las posadas mexicanas. 

Durante años, la familia de mi amigo V, vecino de mi madre, ha llevado a cabo una curiosa celebración que consiste en visitar casa por casa de quienes aprecian y quieren para recordar el recorrido de José y María antes del nacimiento de Jesús. La celebración comienza el 16 de diciembre y termina la noche de navidad, el 24 de diciembre. Nunca me había atrevido a preguntar el significado de la curiosa costumbre hasta este año, donde le pedí a V. me explicara en que consistía su singular celebración familiar.

- En realidad se trata de recordar el largo peregrinaje de la Sagrada Familia antes del nacimiento del Niño - me explicó - cada día nos reunimos en casa de amigos. En México, se suele romper una piñata de siete puntas, que representan los 7 pecados capitales, pero en otras regiones, solo se lleva a cabo una cena donde la familia visitante recibe la hospitalidad de quien visita.
- ¿Por qué una Piñata? - pregunté curiosa. Sonrío, con una inocencia casi infantil.
- Para que cuando la rompamos y podamos recibir los dulces que contiene, recordemos el triunfo del pecado sobre la tentación.

No supe que responder a eso, pero me pareció muy curioso el simbolismo entero de la tradición. Una forma, supongo, de asumir ese necesario tránsito entre el pecado y la pureza que toda fecha que se considere sagrada lleva aparejada. No es una idea nueva: Ya en Roma, diversas celebraciones para celebrar el Solsticio de Invierno y el Sol Invictus, incluían hogueras sacramentales y procesiones donde los celebrantes llevaban cestas de fruta entre los brazos para simbolizar prosperidad. Por supuesto, no le dije nada de aquello a V., católico y practicante, pero me pareció curiosa la asociación.

Mercado de Navidad: el Weihnachtsmärkte alemán. 

Mi querida amiga R. es alemana de nacimiento y lleva a cabo una especie de reproducción a muy pequeña escala del tradicional Weihnachtsmärkte (Mercados de Navidad) con que los germanos celebran la Navidad. Es una costumbre que data de la Edad Media y que recuerda esa vieja historia en común que comparte Europa: llena su jardin de pequeños estanquillos con diversas legumbres, salchichas artesanales, galletas navideñas, el famoso vino caliente y encendiendo una hoguera con madera de Pino, celebra desde el día 20 de Diciembre, en compañía de sus parientes y vecinos. Cuando le pregunté que significaba para ella aquella divertida celebración, sonrío.

- Hay algo tribal en llevarla a cabo, incluso en estas moderas proporciones - me explicó. Me gusta muchísimo su cuidado acento, esa extraña manera de escoger las palabras que utilizará - porque el Weihnachtsmärkte era una manera de celebrar la Navidad del pueblo llano, el que se trabajaba bajo el sol día a día durante un largo año. Se guardaban las mejores frutas y legumbres para venderlas a bajos precios durante esta época. Todos podían adquirirla. Los panaderos y carniceros ofrecían sus mejores piezas o incluso las obsequiaban. Nadie se quedaba sin comer, sin sonreír.

Miré a mi alrededor: la hoguera - un pequeño fuego desde una moderna parrillera - tenía un aspecto casi antiguo. Las llamas amarillas y rojas parpadeaban en la oscuridad, y los farolitos de luces parecían flotar entre las ramas de los árboles diminutos. Más allá, los grupos de invitados reían y comían, entre risas y conversaciones en voz alta. Cuando miré a R., la noté orgullosa por la escena.

- La paz sea con todos ¿Verdad? - pregunté. Ella sonrío, pasándome un brazo por los hombros.
 - Así es.

Al calor del sol: Navidades en pleno Verano.

Mi amigo L. emigró este año a Nueva Zelanda y lo que más le ha sorprendido es que la navidad se celebra en pleno verano. Me comentó que todo tiene un ambiente festivo, popular y radiante, a diferencia de la Navidad latinomericana, tradicional y familiar y de la Norteamericana, que es la imagen más comercial que tenemos sobre la celebración. Pero en Nueva Zelanda, hay una idea sobre la navidad que tiene mucha relación con la idiosincrasia del país: una gran tradición festiva que incluye a cada habitante de la región. Tal vez por ese motivo, el árbol navideño habitual se sustituye con el Pohutukawa, un especie que florece a todo lo largo del país, pero que proviene de la isla de Taranki. De hecho, el nombre del árbol pertenece a la lengua Maorí y se distingue por sus flores  de brillantes colores: Una especie de estallido de belleza vegetal para celebrar de manera inusual la estación.

- Asombra que todo el país parece llenarse de Pohutukawa en flor - me comenta. A través de la borrosa imagen del Skype, logro distinguir un árbol de asombrosa belleza, que parece elevarse en la ventana abierta - es como si la naturaleza misma celebrara. Quizás ese es el sentido.


Sonrío. Me encanta ese pensamiento. De hecho, lo sigo pensando mientras enciendo mi caldero y arrojo las hojas de albahaca con la que celebraré en honor de mis amigos católicos, de mis parientes bautizados y de todos los que escogen esta noche del año para recordar la fraternidad, el amor al prójimo y la felicidad. Y es que quizás, el sentido de cualquier celebración sea el mismo: Recordarnos que por un momento, todos podemos mirar en la misma dirección, hacia la esperanza y simplemente, sonreír.

C'est la vie.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Una vuelta al Sol: Las doce personas más importantes de mi vida durante el #2013



Una vez leí que la vida está hecha de personas: de las que conocemos, las que tropezamos, las que amamos, incluso las que odiamos. Es una idea que siempre me ha parecido preciosa y profunda, una manera de comprendernos a través de esa red de intrincadas relaciones que la vida crea, en ocasione al azar, en otras como consecuencia directa de nuestra manera de analizar el mundo que vivimos y nuestra experiencia en él. Cual sea el caso, las personas en nuestras vidas brindan un sentido y forma a nuestro transitar por nuestra historia, la pequeña, la de todos los días, la más importante. Y es quizás por ese motivo, que no puedo dejar de mirar este 2013, tan convulso, tan lleno de lecciones sutiles y de miradas inquietas al mundo, a todos los que de una u otra manera brindaron sentido a esta gran colección de imágenes, palabras y emociones que llenan este año que está tan próximo a terminar.

¿Y cuales son las personas que forman parte de ese caleidoscopio de experiencias tan intimo como querido? Ellos, gracias siempre por crear, construir y mirar el mundo junto a mi:




* Arlette Montilla: Ella es el "Arte" en la escuela de fotografía FotoArte y una de las mujeres que más admiro, no solo por ser mi profesora y tutora en la etapa más crucial de mi experiencia fotográfica, sino por tener la fortaleza de mirar el mundo con una incombustible franqueza. Con una rara combinación de optimismo, sarcasmo y sobre todo, fuerza espiritual me demostró que soñar vale la pena y que construir tu propia visión del mundo demuestra el poder de crear.






* Luis Roberto Lipavsky: El "Foto" en Escuela FotoArte. Extravagante, inteligente, creativo y sensible tiene la enorme capacidad - no muy sencilla de encontrar - de enseñar con el ejemplo. Y es que el profesor Luis Roberto, con su risa amable, su mirada atenta al mundo y enorme capacidad para reinventarse, me ha demostrado - y varias veces - que la intuición es el mejor consejero y la creación, el consuelo para cualquier traspiés. Una manera de asumir la responsabilidad de lo que construyes día a día y más allá, asumes como real.




* Mario Goncalves: Mario es una de esas personas que llegan a tu vida casi por carambola, tropezando y rebotando entre las infinitas lineas de amistad que nos rodean, hasta que finalmente, forman parte de tu vida. Y que feliz me siento, que finalmente, nuestros caminos se cruzaran para brindarme la oportunidad de conocerle. Sensible, efusivo y fuerte, tiene el don de la sonrisa en mitad de la turbulencia y esa inefable capacidad de reconocerse a través de quienes le rodean. Me enseñó el valor e importancia de la empatia, del saber mirar y algo que considero de inestimable valor: el de asumir mi propia responsabilidad.











* Natalia Nuñez: Hace poco, le comentaba a Natalia que las amistades nacen sin que nadie las plante y quizás en el terreno más agreste posible. Y es que conocí a Natalia en uno de los momentos más duros y singulares de mi vida: quizás eso haga tan importante nuestra amistad. Porque esta anciana con sonrisa veinteñera - bueno, casi - no solo es mi
amiga, sino mi capacidad de comprenderme a través de mis errores y mi propia sensibilidad.







*Sashenka Garcia: Siempre le digo que sé que las driades existen porque ella es una. Y es que esta editora, robada a la poesía, construída con el amor a las tormentas, al aire limpio de la montaña y a las sonrisas inolvidables, es el poder de la amistad que nace y retoña, para elevarse fuerte sobre esa tristeza habitual de lo cotidiano. Porque para Sashenka el mundo es un jardin, donde ella seguramente, es una de las flores más hermosas.



* Raomely Hernandez: Raomely ( Rao, para sus devotos como yo ) forma parte de ese muro de palabras y consuelos que me protege de los avatares del mundo diario. Rao siempre tendrá la palabra justa, la manera de mirar y construir la esperanza, la idea directa al fondo del argumento, la forma más concisa - y profunda - de asumir el valor de su pensamiento. Un alma integra que admiro además de querer.





* Omar Sierralta: El proclamado "Nazi" de Escuela FotoArte no es una persona sencilla de comprender. Me llevó sus buenos meses sortear su aparente dureza y su severidad que parece ser a toda prueba...hasta conocerlo lo suficiente para apreciar su silencio como una prueba de su congruencia y honestidad. Porque Omar, amable, leal y sobre todo, amigo de sus amigos, es probablemente ese buen amigo que siempre necesitas en los momentos más complicado y al que siempre encontrarás, para sostenerte.









* Maria Eugenia Losada: Extravagante e impredecible, Maru es esa amiga que nunca dejará de sorprenderte. Con su amplia y flexible visión de las cosas y esa inteligencia emocional a toda la prueba que la hace el escucha perfecto para los momentos díficiles, es además, el espiritu más libre que conozco. Tal vez por ese motivo, la mayor lección que recibí de ella este año fue justamente esa: La sonrisa te hará libre.









* Laura Solorzano: No sé exactamente como nos conocimos pero lo que si sé, es que la amiga que necesitas para crear y mirarte en el reflejo de lo que coincide y nos diferencia. Ella se llama "intensa", yo la llamo profunda. Ella se llama "loca", yo la llamo creativa. Ella se llama "busca pleito" yo la llamo luchadora. Lo cierto es que entre una cosa y otra, hay una afinidad que sobrepasa la amistad y nos convirtió, sin que sepa realmente cómo, en cómplices de esos crímenes menores y traviesos que solo pueden cometer quienes sienten un enorme afecto mutuo.





* Alberto Hernandez:  Cada vez que recuerdo como conocí a Alberto, cuento una anécdota que él detesta porque a sus palabras "Lo hace parecer muy viejo". La historia es así: Cuando tenía dieciséis  años, vi una extraordinaria fotografía de una Mujer muy hermosa, de pie bajo la Iglesia Palo Grande de Caracas. Era una imagen exquisita y tan venezolana, tan caraqueña, que me asombró la combinación de simbolos y texturas en ella. Recuerdo que comencé a buscar el nombre del fotógrafo hasta que me tropecé con el asombroso trabajo de Alberto Hernandez, que ya por entonces, era un reputado fotografo del país. Nunca me imaginé que el mundo giraría tan rápido y de manera tan extraordinaria, como para que Alberto se convirtiera en un querido amigo y ejemplo a seguir. Humilde, demencial y exquisito, es quizás esa alma libre que siempre te asombrará por su manera de crear.





* Juan Garcia: Con Juan las cosas son sencillas: Lo quieres, incluso cuando no lo conozcas. ¡Es inevitable! Y lo digo con propiedad: este maracucho de tránsito por Caracas, es un hombre integro, de mirada limpia que siempre te hará sonreír. Hermano, amigo, cómplice y sobre todo, leal es parte de esa historia de mi vida que este año se escribe con una sonrisa, a pesar de todo.











* Elena Pastor: Elena no es una mujer sencilla de comprender y quizás, lo más intrigante sobre ella, es que no lo sabe. Profunda, analítica, gran artísta y creadora de visual, es la mayoría de las veces la voz de mi conciencia artistica, la que tiene la palabra y el consejo justo en el momento más complicado, el más duro y doloroso. Y quizás por ese motivo siempre sea la que más se recuerda y se aprecía, al final de esos pequeños cataclismos del diario vivir.









Lugar especial:

* Ineles Di Donna: Porque mi mundo sin ella, sería muchísimo menos colorido, divertido e interesante de lo que es. No hay manera de agradecer a esta mujer influenciada por una mantarraya espacial, su apoyo y cariño incondicional.

Una lista corta, que no incluye a mi querídisimo Antonio, artísta y polifacético, o a mis dos Arianas ( la rubia y la pequeña ) o a todos mis amigos, cercanos y lejanos que atesoro en mi vida, que han transitado un año extraño, durisimo y doloroso, que aún así, me brindó la mejor lección que podría esperar: El mundo siempre puede reconstruirse, a pesar del dolor, y erigirse como una nueva manera de soñar.

C'est la vie.