sábado, 8 de junio de 2013

Brujeando en Domingo: Luna Oscura, La Luna del Misterio.







De niña, me gustaba mirar el cielo por horas. Acostada de espaldas en la terraza de mi edificio, me asombrada de las estrellas con la misma ingenuidad que debe haber sentido cualquiera al admirar la cúpula celeste en todas las épocas del mundo. Y es que hay algo portentoso, en esa inmensidad sin limites, extraordinaria que te recuerda lo pequeño que eres, el milagro fugaz de estar vivo. Claro que, con nueve o diez años yo no pensaba en cosas tan elaboradas: solo estaba deslumbrada por las estrellas como puede estarlo alguien que de pronto comprende que la vida que vive es solo una parte de algo mucho más enorme, inabarcable, que apenas comienza a imaginar en toda su extensión.

Tal vez por ese motivo, me intrigan mucho los rituales para celebrar la Luna, en cualquiera de sus fases: tengo la sensación que me acerco, de alguna manera primitiva a ese inmenso cielo silencioso, lleno de misterios. Una sensación de prodigio sin duda. A solas, sentada desnuda en la oscuridad, con los ojos cerrados, hay un poco de ese enigma distante, de estrellas y eternidad, que quizás nunca llegaremos a comprender muy bien y que sin embargo, vive en algún lugar remoto de nuestra mente.

En especial, la luna Nueva me intriga. En brujería, se le llama "La Oscura": la fase que, según muchas creencias,  representa el rostro Oculto de la Diosa muda, el violento, el enigmático, incluso el directamente agresivo. Sin duda puede parecer pensamiento extraño que la  Divinidad posea un aspecto casi cruel, pero para la Brujería y otras formas de paganismo, la Diosa es dadora de vida y muerte, por lo que no sorprende la dualidad. Una manera de admitir que en cada uno de nosotros, existe un equilibrio entre lo que consideramos bondad y su contraparte más inquietante, tan real y quizás necesaria para comprendernos con mayor profundidad.

Dos caras de la moneda, luz y sombra. Una visión de ambas cosas como una manera de crear.


La Luna sin rostro:

Durante la Luna Oscura se celebran rituales que propician la instrospección, la búsqueda interior de respuestas y el cuestionamiento moral. En lo particular, solo los realizo cuando me siento especialmente agobiada por preocupaciones o problemas o cuando necesito un momento de silencio interior, contemplar ese Universo en mi espíritu tan parecido a las estrellas misteriosas que tanto me gustan. Mi ritual favorito es el siguiente:


Necesitarás:

2 velas blancas.
7 hojas de Laurel.
Un cuenco para quemar.

Disposición:


Coloca las velas a tu izquierda y derecha respectivamente y frente a ti, el cuenco para quemar con las hojas de Laurel. Ahora cierra los ojos y concéntrate en el ritmo de tu respiración. Toma largas y profundas bocanadas de aire, mientras percibe como todo tu cuerpo se relaja paulatinamente, envuelto en una exquisita sensación bienhechora. Siente la forma como tu cuerpo reacciona a tu voluntad de expulsar toda sensación de cansancio y tensión de tus brazos y piernas, torso y cabeza. Imagina que el aire a tu alrededor se vuelve más cálido, incluso acariciante y toma una tonalidad opalina, palpitante y lleno de una suave luminosidad. Cuando percibas que tu concentración ha llegado a un punto óptimo, abre los ojos y enciende la vela a tu derecha invocando de la siguiente manera:


"Gran Madre de plata,
Tu rostro está oculto hoy
en el velo el tiempo y la oscuridad
sin embargo, el secreto se revela
en mi voluntad de aprender
a través de mi convicción
y el valor de mi determinación"

Ahora encenderemos a nuestra derecha:

"Que el enigma que guarda las sombras
me sea revelado en la luz del conocimiento
Soy hijo de la Luna y el sol
De la danza de las mareas
del Suspiro del amanecer
y la canción del viento antiguo
Que está noche sea mí
el conocimiento de la divina dualidad
Así sea"



Cierra los ojos de nuevo y percibe tu fuerza interior. Imagina que tu energía comienza a concentrarse a tu alrededor en la forma de un círculo brillante de luz blanca. Visualiza con todo detalle como los destellos del resplandor imita el ritmo de tu respiración, los latidos de tu corazón. Ahora, ve como la luz te rodea, envolviéndote lentamente, creando un espiral que se hace más definido a medida que se alza hacia el infinito. Siéntete conectado con la energía de la Tierra y el tiempo que se manifiestan en ti a través del poder de tu mente.

A continuación, abre los ojos y enciende las hojas que colocaste en el interior del cuenco para quemar. Cuando las hojas comiencen a quemarse, coloca tus manos sobre el fuego, impregnándote del humo que se eleva del fuego ( cuidando de no quemarte ) e invoca de la siguiente manera:

"Soy la voz de la fresca primavera en mi voz
el Conocimiento frutal del verano
La meláncolica experiencia del otoño
La fuerza cerval del invierno
Muero y renazco en mi pensamiento y en mi convicción
Así sea"


Disfruta del penetrante olor de las hojas al quemarse, mientras imaginas que el humo se une al espiral de luz que has visualizado momentos antes. Ahora, la luz brilla con toda su fuerza, con toda nitidez y el humo danza como pequeños anillos a su alrededor. Disfruta de la sensación de paz que te llena y calma tus pensamientos. Siente el  placer de encontrar un punto de equilibrio entre tu voz interior y el mundo que se manifiesta más allá de tu mente.

Cuando las hojas se hayan consumido por completo, finaliza el ritual. Deja que la velas se apaguen  y come algo para recuperar la energía que utilizaste creando magia.

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