martes, 25 de septiembre de 2012

Entre Santones y pensadores te veas: Critica a la razón simplona de Coelho.





Siempre he insistido que hay que leer. Y es una frase que engloba la necesidad de no tener prejuicios, de leer lo que se pueda siempre que se pueda. Por ese motivo, predico con el ejemplo: leo desde periódicos de pasquín, hasta los respetables y venerables monumentos del periodismo nacional, best Seller hasta los clásicos más profundos y complejos de la literatura Universal. Y siempre hay algo disfrutable en todo, siempre hay una idea rescatable, una iniciativa encomiable. Porque leer es leer y siempre es lo más parecido a soñar - en palabras, danzando en mundos ajenos - que conozco estando despierta.

Por ese motivo leí a Coelho, en su oportunidad. Lo leí sin prejuicios, sin ningún reconcomio prejuicioso...y terminé aburriéndome profundamente de su estilo, de sus historias, de su perenne búsqueda de algo misterioso que sabe a poco, que no llega a ser más sustancioso que una idea sugerida, de las historias grandilocuentes que se derrumban al primer análisis. Me aburrí de hecho bien pronto y los dos o tres libros que leí de su sutoria luego de la llegaba del aburrimiento, fueron simples agradecimientos a obsequios bien intencionados. Pero el aburrimiento seguía estando allí. Y algo peor: un cinismo nacido justo donde Coelho pretendía ser enaltecedor y majestuoso. Porque lo peor de este escritor, de este super éxito de ventas con infulas de filósofo de la nueva era, es justamente eso: su renuencia a reconocerse como una voz de lo sencillo, de ese mercado tan simple como común de escribir lo que se quiere leer y hacerlo sin mayor trascendencia. No obstante, el propio Coelho se mira así mismo exento  por completo de la humildad que predica - insiste - en sus obras. Hace poco leía que criticaba al Ulises de Joyce - sí, a esa complejidad meticulosa y dura que creo todo un nuevo universo literario - por considerarlo un libro "sin trascendencia". Asombrada, leí un poco más la alocución donde Coelho pareció decidido a ponderar sobre su propio "valor" y me asombro que se llamara así mismo "El mayor intelectual de Brasil". Caramba, mucho trecho hay entre este escritor de "lo pequeño y lo trascendente" un oximorón inquietante y en el cual Coelho insiste con frecuencia y este intelectual de gran importancia, que declara que su obra tiene un valor fuera de todo rasante.

Tal vez por lo irritante que me resultó esa entrevista, o porque ya estoy un poco harta de Coelho y su necesidad de imponer la filosofía de lo superficial, es que decidí escribir este pequeño resumen, de las razones por las cuales no volveré a leer a Coelho y lamenté haberlo hecho antes:

* La filosofía de lo Barato: 

Y no me refiero a lo sencillo, sino a lo barato, lo superficial, lo flojo y fútil de la filosofía que el escritor condesa en sus libros.  Y no es un fenómeno nuevo, aunque en el caso del escritor, si si uno bastante fallido.

Ejemplos de intentonas parecidas no faltan. Hace casi dos décadas, El  escritor Jostein Gaarder         decidió construir un mundo donde la filosofía fuera un elemento esencial y lo logro, conservando la complejidad y la belleza de ese análisis incesante de lo humano. En su libro "El Mundo de Sofia" habla de la filosofía de lo cercano, de lo cotidiano, de lo intimo. Trajo a los terrenos  del Best Seller literario toda una serie de conceptos y pensamientos de la filosofía profunda que de alguna manera logró conjugar para dar origen a una novela rica en matices, poderosamente evocadora.  Pero en el caso de Coelho, el autor simplemente toma una serie de propuestas esencialmente  complejas e intelectuales y al resume a formulas baratas sin mayor profundidad. Jugando con el asombro, lo misterioso y lo increíble, el autor tantea la imaginación del lector sin ofrecer demasiado, sin preocuparse en exceso por ofrecer un discurso concreto, sustancioso sobre lo que enuncia. Y tal vez su recurso más evidente sea su intento de jugar al enigma, al secreto que jamás termina de descubrirse del todo para encubrir justamente lo que es evidente desde la primera linea: el poco interés de Coelho por mostrar algo más que una idea aparente de complejidad que no terminar de cuajar realmente.

¿Existe en algún libro del escritor una busqueda real de la sustancia de un pensamiento superior? ¿Un análisis sencillo pero poderoso sobre las supuestas doctrinas donde aparentemente están basadas sus historias? ¿El Autor intenta explorar ese norte mistico que intenta subrayar con algo más que simploneria barata? Hasta ahora, no he encontrado en ninguna de sus novelas el menor intento de hacerlo y dudo que lo encuentre después, si llego a leer otro libro suyo.

* Trucos de Salón: Ahora lo ves, ahora no.

La primera novela que leí de Pablo Coelho, fue Brida, uno de esos obsequios que no se agradecen mucho pero que se conservan en un gesto de buena voluntad.  Para quién no conozca la trama, la historia cuenta como una aprendiz de "bruja", recorre los caminos de Irlanda en busca de iluminación y sabiduría. Y resulta asombroso la manera como el escritor decide resumir lo que debió ser un intenso camino espiritual en una especie de cuarteto de escenas donde lo sobrenatural, lo pretendidamente desconocido y lo increible sustituye lo emocional, lo poderoso de una toma de conciencia puramente sensorial de una conexión espiritual. Decepciona que en cada una de sus novelas, el escritor insiste en el elemento mágico sin más razón que el efectismo, lo pobremente narrado y lo frágil de sus argumentos que parecen que se resquejabrajarán ante un análisis más concienzudo. Y debo decir, como comenté antes, que no es el primero en hacer el intento, pero si otro de los tantos fallidos: En su hermosa tetatrología "Las Nieblas de Avalón", Marion Zimmer Bradley intenta lo mismo con un resultado tan hermoso como profundamente bello: la lucha entre creencias, la comprensión del yo superior, la conceptualización de la divinidad. ¿Cuales es la diferencia entre ambas historias? Que mientras Coelho busca asombrar bordeando una supuesta sabiduría que jamás muestra, Zimmer Bradley argumenta, entrelaza su historia con una visión profundamente sentida sobre el mundo y la divinidad.

* De lo complejo a lo superfluo, un viaje sin retorno:

El discurso literario de Coehlo es grandielocuente. A pesar que la trama de sus novelas casi siempre es sencilla, basica y esquemática, el lenguaje que utiliza intenta crear la sensación de misterio portentoso siempre a punto de descubrirse sin lograrlo. Y resulta lamentable que esa afición suya por el enigma hueco, por anunciar arcanas sabidurias que nunca terminan de conocerse para ocultar esa lamentable llaneza de sus historias, esa idea que nunca termina de concretarse sobre un camino espiritual incompleto y carente de verdadera consistencia. Porque el Lector esforzado espera, sin lugar a dudas, comprender todas esas pequeñas insinuaciones de un misterio que se roza, que se atisba pero nunca se revela. Y quizá nunca sucede es justamente porque para Coelho revelarlo es perder esa fragilidad temática de sus narraciones: la insistencia en lo que puede ser que jamás llega a comprenderse del todo.

* Erase una vez, lo mismo de siempre:

Una vez leí que Coelho era un fiel devoto de Propp, uno de los padres del método narrativo tal y como lo conocemos actualmente y que en 1928 publicó en Leningrado su monumental Morfología del cuento infantil. Y estoy convencida que es cierto. Palabras más, palabras menos, Propp insistía en el hecho que toda historia ya ha sido contada y que lo que hace cualquier escritor es reinventar la idea una y otra vez. Cierto o no - personalmente creo que sí - estoy convencida que Coehlo asimiló la idea de Propp para crear su prolífica serie de libros, porque es evidente que en cada uno de ellos, existen - y se repiten - todos los esquemas conocidos de las historias más populares, solo que aderezados con todo un lenguaje misterioso en la búsqueda de una idea asombrosa que nunca concreta. Y es que para Coelho resulta sencillisimo ocultar la simplicidad fragil de sus historias en finales felices pretendidamente filosóficos, en grandes proclamas esotéricas que terminan derrumbandose por falta de consistencia.


¿Razones evidentes? por supuesto, y sin duda, no faltará el lector que me insulte mentalmente llamandome pretenciosa o prejuiciada con respecto a la obra de este Santón moderno que intenta ser Coelho. No obstante,  en lo personal, siempre pensaré que es mejor escrudiñar y mirar un poco más allá de lo que supone debemos comprender y tratar de encontrar nuestra propia opinión bajo lo evidente. Algo muy diferente a lo que insiste este dudoso peregrino de lo Intelectual, en su atropeyada carrera hacia el estrellato.

C'est la vie.

Pd: Si alguien desea leer los libros que menciono en el artículo, solo dejemelo saber y se los envío a su correo electrónico personal. Porque como dije, siempre insistiré en que hay que leer. 

1 comentarios:

Señorita Cometa dijo...

100 % de acuerdo contigo mi brujis, además de todo lo que dices, el tipo es un vulgar plagiario de lo relevante y bueno que lo que hace es rebajarlo a su nivel de profeta baratón...Excelente tu artículo. Lo comparto...Saludos y un abrazo!

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