domingo, 6 de mayo de 2012

De lo estético a lo saludable: el día de la No-dieta




En mi habitual revisión de las noticias que suelo realizar por las mañanas, leí una muy curiosa: Hoy se celebra el día de "La No-dieta", lo que equivale a decir, el día de liberarnos un poco de ciertos patrones estéticos y esas ideas tan de moda de "como" debemos vernos. Me agradó muchísimo el concepto en general de la celebración y mucho más, en un mundo obsesionado con la belleza, el canon estético y la "obligatoriedad" de lucir de determinada manera.


No más dieta: si a la salud, no a la obligación de la estética. 


Investigando un rato encontré algunas cosas interesantes sobre esta atípica celebración: El Día Internacional Sin Dietas (en inglés International No Diet Day, o INDD en su original en inglés ) es una manera de conceptualizar ese concepto muy abstracto que parece ser parte de la cultura actual: aceptar o no aceptar nuestro propio cuerpo, a pesar - o con - todas sus imperfecciones. Por supuesto y supongo que como consecuencia de eso, también tiene por objeto llamar la atención sobre parámetros de belleza irreales - y poco sanos además - que forman parte de toda esta subcultura de los régimenes diétticos exagerados y poco sanos.  Para identificarse, los creadores del día de La No - Dieta decidieron usar un lazo color azul celeste, símbolo de paz interior y espiritualidad.

La celebración comenzó a raíz de la lucha de la activista por los derechos de la mujer Británica Mary Evans Young contra sus propios problemas alimenticios y sus largas investigaciones sobre el rol social. Se lleva a cabo desde 1992, y simboliza la lucha contra los productos dieteticos que atentan contra la salud del individuo y el bombardeo de mensajes culturales que obligan a mujeres y hombres a cuestionar constantemente su aspecto físico. Para ello, M. Evans Young llamó la atención de los medios de comunicación locales con el eslogan "La gorda devuelve el mordisco" (Fat Woman Bites Back).

Con el transcurrir del tiempo, el día de la No-Dieta, pasó de ser una curiosidad local Inglesa a una forma de expresar toda una serie de idea que involucran desde temas de salud hasta análisis concienzudo de lo que actualmente se conoce como imagen ideal. De hecho, tanto Mary Evans Young como el resto de las Industrias y empresas que apoyan el día de la No-Dieta como una manera de protestar contra la presión social y abogar por una manera saludable de ver el mundo, insisten en que el día intenta llamar la atención sobre puntos específicos:

*Poner en duda la idea de una forma corporal "correcta" (canon de belleza)
*Crear conciencia de la discriminación en razón del peso y erradicar la obesofobia (Obesophobia)
*Declarar un día libre de dietas y obsesiones por el peso corporal.
*Resaltar hechos acerca de la industria de los productos de adelgazamiento, llamando la atención de la ineficacia de muchas de las dietas comerciales (sin consultar a un médico).
*Recordar a las víctimas de los desórdenes alimenticios y la cirugía para perder peso: liposucción, abdominoplastia y cirugía bariátrica (muertas o enfermas).

Una labor loable, si recordamos que a diario ocurren al menos 100 muertes registradas por problemas derivados de la anorexia y que cada año, 3000 adolescentes alrededor del mundo son recluidas en centros de Salud por padecimientos físicos relacionados con la desnutrición y la alimentación incorrecto.

Un cuento de nunca acabar:

Creo que todos hemos pasado por una época donde nuestro aspecto físico nos obsesiona: en mi caso, fue una especie de lucha personal que abarcó casi toda mi veintena. Tal vez se deba a mis irregulares hábitos alimenticios o el hecho que realmente mi interés por los hábitos saludables es más bien anecdótico, pero durante toda mi vida, mi peso ha sido un tema que me ha desconcertado. Durante toda la adolescencia fui muy delgada - casi raquítica diría yo -, y después, al comienzo de la veintena, probablemente debido a esa ruptura de la primera niñez con la temprana adultez, gané peso rápidamente. Llegué a unos peligrosos ochenta y cinco kilos, y después debido al dolor que me causó la muerte de mi abuela, sufrí un cuadro muy agudo de anorexia: me obsesioné con la comida. Ya no se trataba de lo que deseaba comer - o porque lo hacía - sino lo que no debía comer. Y creo que de todas las etapas tempestuosas que he vivido en la relación con mi cuerpo, esa fue la más dolorosa, la que más me hirió, más me enseñó y la que hizo que actualmente valore concretamente que pueda haberme liberado de mis propios esquemas.

Es curioso, pero comencé a celebrar el día de la No-dieta sin saber que lo hacía, unos seis meses después de comenzar a recuperarme de la Anorexia. Fue un proceso que me llevó casi dos años, reconstruir mi autoestima y encontrar una manera realista de verme a mi misma. Y principalmente fue un proceso tan largo y duro porque la cultura, mi entorno hacia muchísimo más dificil esa lucha: en una sociedad donde todos parecemos estar en una semidieta perpetua, donde todos deseamos la estética del Canon o se celebra un estereotipo de mujer irreal, estar delgado nunca será una enfermedad o algo que temer. Estar delgado será siempre una forma de formar parte de lo que es socialmente aceptado. Nunca cuidé tanto mi aspecto, ni me sentí más hermosa, ni estuve más segura de mi misma que durante esa época de controlar el hambre, de jugar con el hambre, de temer al hambre. Porque al final de todas las cosas, una enfermedad como la herencia es un juego de resistencia: luchas contra tu propia naturaleza para encontrar un sentido concreto y artificial al que sujetarte en medio de la tormenta. Pero esa seguridad falsa, de pacotilla, no duró demasiado. Cuando rebasé un cierto limite mental, me encontré atrapada dentro de una serie de limitaciones que cree para mí, encerrada y temerosa dentro de una serie de ideas insustanciales sobre como debía verme. Y fue eso justamente al final lo que me salvó, lo que me permitió avanzar más allá de ellas: encontrarme suspendida en la nada.


Actualmente, en los primeros años de la treintena, he llegado a un pacto de no agresión no solo con mi propia identidad sino con mi cuerpo: me siento cómoda y tranquila con quién soy y como me veo. Por supuesto que, todavía tengo mis días malos, cuando me produce ansiedad esos kilos inevitables más o no tener el estilo de cuerpo que en ocasiones deseo. Pero son pocos. Son más frecuentes los días donde simplemente me miro al espejo y sí, sonrío.


C'est la vie.

4 comentarios:

Rubén Pérez dijo...

Es inevitable hacer el ejercicio mental de tratar de imaginarte!

Miss B dijo...

ajajaaj Espero salir bien parada de allí Ruben!

Rubén Pérez dijo...

No puedo sino imaginarte a través de tus palabras: pues sí, sales muy bien parada!

Miss B dijo...

Que bueno entonces ajaja :=)

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