sábado, 14 de abril de 2012

De los rostros de la Divinidad: Simbolismo




Los simbolos siempre han sido una parte importante de la cultura religiosa de cualquier lugar del mundo. Todas las culturas han tenido una manera distinta de concebir lo divino, lo misterioso y lo inexplicable y parte de esa herencia cultural es parte de esa amplia idea simbólica que hoy en día es parte de nuestro imaginario común.

Como creo haberlo dicho en otras entradas, el simbolismo es una de mis pasiones, no solo porque representa en si mismo una forma de lenguaje, sino que además, teoriza sobre la el origen y fundamento de muchas de las estructuras de lenguaje semiótico más habituales. El camino del iniciado a través de una forma sagrada de expresión. O lo que es lo mismo: comprender el mundo a través de metáforas visuales, tan arraigadas en el inconsciente colectivo que forman parte de nuestra manera personal de ver el mundo.

Para comenzar lo que me parece serán una serie de entradas relacionadas, deseo analizar una de los símbolos más recurrentes en la imaginaria universal: La Diosa o el Dios triple.

Tres formas del yo:

Triplicar las figuras sobrenaturales y los atributos sagrados significa la presencia, unificadora y omnisciente, del mundo espiritual. La triplicación también alcanza su cima con las imegenes de la Triple Diosa Madre. La triplicación de la imagen confiere un aire de magia y fervor a las imágenes de dioses, cabezas, cuernos, falos, caballos y caras de figuras sobrenaturales. La bien conocida imagen del tricephalos mira simultáneamente en todas direcciones desde una sola cabeza.

Las imagenes del Trío Sagrado impregnan la iconografia y la historia de la magia desde el período prerománico celta hasta el predominio de la Santisima Trinidad en el cristianismo celta.Lo sublime y la energía se relacionan con la triplicación de imágenes y atributos. La conocida triple espiral fue tallada en las piedras de Newgrange por los antepasados de los celtas en la Edad de piedra.

Imágenes de la Triple Diosa Madre son muy abundantes en los períodos preromano y celtorromano. Según la tradición, cuando los primeros celtas invadieron Irlanda, se encontraron con tres diosas que protegian la tierra. Brigit aparece en ocasiones triplicada o representada como tres hermanas. Los atributos de poder, como cuernos y falos, se triplican.

Tienen particular relevancia entre las imagenes de Dioses y Diosas con caracas o cabezas triplicadas las procedentes del nordeste de la Galia, cerca de la actual Reims, así como unas pocas representaciones del sur y el oeste de la Galiay de lugares tan alejados como el norte de Escocia e Irlanda. Una imagen con Tres Caras puede aparecer como una sola cabeza con tres caras diferentes, en ocasiones mezcladas, con una cara dominante y dos de perfil.

De vez en cuando, las cabezas yuxtapuestas representan edades diferentes, una anciana y dos jovenes, y con menor frecuencia, pueden aparecer combinados rostros masculinos y femeninos. Las imágenes encontradas en las actuales Triers y Metz y que retratan a la Triple Diosa Madre, la representan pisoteando el dios tricéfalo, sugiriendo la preeminencia de la Diosa Madre sobre el Dios de tres cabezas.

Los celtas, que ya vinculaban lo sobrenatural con el Trío Safrado, se inclinaron por las formulaciones trinitarias en el período cristiano primitivo. En los Carmina Gadelica, Alexander Carmichael recoge los himnos, runas, plegarias, invocaciones y costumbres de los granjeros y aldeanos de las tierras Altas esconcesas y las Hébridas Exteriores a finales del siglo XIX. Uno de los rituales más bellos que invocan la Santísima Trinidad se realizaba a la caída de la noche, se conocía como el "cubrimiento del fuego" y lo realizaba la mujer de la casa. Era un ritual ceremonial donde se realizaban tres circulos concentricos, encendidos paulatinamente, hasta crear una hoguera sagrada donde se celebra la triple invocación de la divinidad.

Por tanto es evidente, que la triplicación de cualquier simbolo ritualista mágico, recalca el significado original y da un nuevo sentido a la expresión de fe: Es la directa creación de una metáfora mística con la idea más profunda sobre la religiosidad y la intelectualidad espiritual.

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