viernes, 16 de marzo de 2012

La mujer fatal deleita al devoto. Niklaus Manuel Deutsch: San Juan Bautista Degollado.





San Juan Bautista fue encarcelado porque era demasiado popular. Anunciaba la llegada del Mesias, exhortaba a las conversión y bautizaba a los creyentes en el Jordán. En Galilea, su elocuencia atrajo a tanta gente que los romanos temian que "quería llevar el pueblo a la insurreción" (y a negarse a pagar impuestos). Así lo cuenta el historiador judío Flavius Josephus en el siglo I después de Cristo. El rey Herodes Antipas, tetrarca romano, mandó a "cargarle de cadenas y conducirlo a la fortaleza de Machareus...y ejecutarlo allí"


En el cuadro de Niklaus Manuel Deutsch, la espada aparece en el suelo en medio de un charco de sangre, San Juan acaba de ser decapitado. El cuerpo de asceta es retirado a toda prisa en andas. Sólo se le ve la bota de uno de los porteadores que termina de atravesar el portal. El verdugo sujeta por la barba la cabeza ensangrentada del Bautista para depositarla en una bandeja de plata. Preparadas para recibir la macabra ofrenda, tres mujeres fascinadas fijan la mirada en la bandeja vacía. Las dos más jovenes son Herodías y Salomé y, según la Biblia fueron las responsables de la decapitación de San Juan.

Aunque había razones políticas pra la suerte del Bautista, los evangelistas San Marcos y San mateo nombran otro motivo de carácter privado: San Juan condenaba el vicio y el relajamiento de las costumbres, y había osado acusar públicamente de adulterio a Herodes y su esposa, ya que el rey había desposado a Herodías, la mujer de su hermano Filipo. Herodías estba enojada con San Juan y "quería matarle pero no podía" (San Marcos 6). Pues Herodes, que sabía que Juan era "un hombre santo y juto", al principio no pensaba ejecutarle, sino que "le amparaba y cuando le oía estaba muy perplejo, pero le escuchaba con gusto"

Herodías deseaba vengarse e incitó a su hija Salomé, la hijastra del rey, a que le pidiera a Herodes la cabeza del Predicador en un momento en que él no le podía negar nada. "Quiero que al instante que me des la cabez de Juan Bautista", exigió la obediente Salomé. El rey se entristeció, pero como había jurado darle a la joven todo lo que ella quisiera "...envió el rey por un verdugo, ordenándole traer la cabeza de Juan, aquel se fue y le degolló en la cárcel, trayendo su cabeza en una bandeja, y la entregó a la muchacha, y la muchacha se la dió a su Madre" (San Marcos 6)

Los Evangelios no indican donde se hizo la entrega de la cabeza: el pintor sitúa la escena en la terraza abierta en medio de un dramático paisaje de un castillo, rocas escarpadas y árboles azotados por el viento. Núbes sombrías se alzan en el cielo nocturno y, en un fenómeno apocalíptico, brillan al mismo tiempo las estrellas y el arco iris.

La obra se cita por primera vez en 1586 en un inventario de una colección, bajo el título "Enthoptung Joannis mit blitz und tonder" ( Degollación de San Juan con relámpagos y Truenos). En 1662 fue adquirido por la ciudad de Basilea, donde se encuentra actualmente en el Kunstmuseum. Pintado al temple barnizado sobre Madera de abeto, mide tan sólo 34 cm por 26. En el inventario se especifica que es un trabajo de Manuel Tutsch de Berna. Este Niklaus Manuel, llamado Deutsch y nacido en Berna en 1484, llevó una existencia poco común siendo pintor, mercenario y hombre de Estado en una época inusualmente agitada para su país.

Junto con otros confederados suizos, los mercenarios de Berna marcharon hacia el sur para luchar al servicio del rey, el Papa y el emperador, participando en las guerras Italianas a partir de 1494 y durante 30 años. Llevaron a Berna, una ciudad medieval provinciana situada al margen de las grandes vías comerciales, ideas y usos extranjeros, así como mucho dinero. Las coronas francesas y los ducados italianos correrían para financiar el placer, el lujo y las artes.

Niklaus Manuel Deutsch también se ganaba bien la vida. En 1517 obtuvo 400 libras por un gran encargo: La decoración del del coro de la catedral de Berna. Alrededor de esta época debió pintar la pequeña degollación. Una primera versión del tema, la Gran Degollación, se conserva todavía en Berna. San Juan Bautista gozaba de una de una gran popularidad reflejada no solo en los numerosos retablos que le fueron consagrados, sino también en las llamadas "bandejas de San Juan", expuestas en muchas capillas, sobre las que aparecen reproducciones naturistas y plásticas de la cabveaz del Bautista chorreando sangre.

Numerosos Suizos emprendieron peregrinaciones a la ciudad francesa de miens en cuya catedral se conservaba la preciada reliquia de la "verdadera" cabeza del santo ( que también decian se encontraban París, Venecia y otros muchos lugares). Se rogaba a San Juan la curación de todos los males posibles, pero sobre todo y acorde con el martirio, el dolor de cabeza y la lujuria.

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