jueves, 8 de marzo de 2012

De la gritona a la Malcriada: ¿Quién celebra a la mujer difícil?




Tengo sentimientos encontrados con respecto al día de la mujer. Tal vez se deba a que en mi personal interpretación de las cosas, el mero hecho de existir el "Día de la mujer" "El Ministerio de la Mujer" "Ley de Protección a la Mujer" nos coloca en una situación, como género y como simple ciudadanos, un tanto complicado. Porque esa sutil discriminación, el hecho de admitir que necesitamos un tratamiento especial, hace que me pregunte - no sin cierta inquietud - si aun se nos sigue considerando como minoría, como necesitadas de un tipo de protección concreta, incluso de pertenecer a un grupo ajeno a la sociedad de las leyes "normales", Un pensamiento extremo quizá, pero el caso es que casi siempre me he sentido incomoda con la idea que mi género merezca ser celebrado, como si se tratara de un reconocimiento público a las virtudes de mi naturaleza y mi genética.

Y resulta aun más desconcertante, cuando vives en un país como el mio, donde la gran mayoría de los hogares tienen como cabeza visible a una mujer. Donde es la mujer quién cría, quien educa, quien se enfrenta, quien teme, quién padece una especie de minusvalía social y debe enfrentarse a esa idea a diario. Hablo de un país - un continente, seamos claros - donde la misoginia y el machismo es moneda común, donde la mujer debe enfrentarse a ideas discriminatorias y prejuciadas a diario. Y lo hace con éxito con mayor o menor éxito, lo hace con el poder de quién construye un futuro y su propia identidad a diario. Lo hace caminando a diario, segura de su lugar bajo el sol, consciente de lo que debe enfrentar y superar.


De la Gran Madre a la Mujer cotidiana: lo que todas somos.

Y es que el dilema de ser mujer no se limita a la identidad social que llevamos como una gran idea personal, sino con esa herencia histórica contra la que luchamos la mayoría aun sin saberlo. Es cuando menos angustioso, vivir en una sociedad, con claras reminiscencias de ese estereotipo de la mujer eternamente adolescente: la tutelada por el padre y después por el marido, la amable, la sin mácula, la Santa, la sufrida, la condescendiente. ¿Que ocurre entonces con la gran mayoría que no responde - ni le importa hacerlo - a esa serie de virtudes tan aclamadas sobre la mujer? ¿Donde queda la egoísta, la que grita, la que exige y se disgusta, la malcriada, la desobediente, la grosera, la furiosa, la que no es educada ni quiere serlo? Porque también esta esa pequeña linea cultural donde lo femenino se vanagloria, se celebra, en un gran esquema de belleza idealizada casi irreal.

Comento lo anterior por una frase que leí ayer en una bella ilustración que vi ayer y que de hecho, acompaña esta entrada: En ella, una mujer despeinada, con los ojos muy abiertos y una sonrisa maliciosa, mira hacia un cielo amplio y sin forma. De su cabello brotan pájaros con las alas abiertas, flotando en esa blancura del espacio que la rodea. Y la sentencia que resume la imagen me hizo sonreír: "Ni Sumisa, ni Devota, te quiero libre, linda y loca"  Una maravillosa manera de resumir esa libertad que aspiramos todas las mujeres, la libertad que necesitamos: la ruptura de esa idealización fragmentada de la figura femenina que responde a un ideal cultural cuando menos inquietante. Porque, si analizamos con cuidado esa gran veneración a la figura de la mujer Santa, de la Madre devota, de la Sumida y cariñosa,  resulta tan quebradiza como la de la eterna puta, "la mala", la mujer "corrida de siete plazas". La mujer, la identidad femenina, es en excesos rica, compleja, complicada, difícil de conceptualizar para seguir arrastrando el concepto casi victoriano de los derechos "merecidos" por una mujer que necesita ser "protegida"de su propia naturaleza dual. Somos, sin lugar a dudas, espíritus libres, espíritus que intentan encontrar definición a cada palabra y forma de expresión que pueden otorgarnos un rostro.

Una forma de crear a diario, más allá de la biológica, que tanto se celebra, como si un atributo de la personalidad se tratara.

De la Loba solitaria a las Pequeñas molestias:


Hace unos años, leí una bella anécdota en el libro "Mujeres que corren con Lobos" de la escritora Clarissa Pinkola Estes, que suelo recordar con frecuencia: Janis Joplin siempre fue una estudiante problemática. Cuenta la escritora, que la joven Janis tenía problemas de sociabilidad, sobre todo por ser tan completamente distinta, que le llevaba esfuerzos llevarse con las chicas de su edad. Desde muy niña, Janis cantaba, pintaba bellos diseños tribales - que luego llevaría como parte de sus extraordinarios vestuarios - y era de hecho, una persona "difícil", que se irritaba con facilidad y gritaba por pura furia. Más adelante, la misma Janis, contaría que sus años escolares fueron realmente complicados porque no era "femenina" y sus propias compañeras, insistían en que debía estar más consciente de su identidad "como mujer", lo que sea que eso signifique. Por algunos años, Janis trató de "adecuarse" a esa imagen de la mujer que la sociedad intentaba crear para ella, hasta que un día finalmente, simplemente dejó de hacerlo. Y decidió ser "Janis", gritar a pleno pulmón, llorar, crear una vida a su medida.  Para felicidad de sus fanáticos, Janis jamás claudicó en su lucha y hoy, a pesar de su muerte prematura continua cantando para nosotros las bondades de conservarse integra, del poder enorme y definitivo de la identidad real de la mujer que busca respuestas y construye su propio camino.

Lo sé. Lo que expreso en este pequeño articulo resultará antipático para todos aquellos que veneran la imagen de la mujer como figura plena de estereotipos. Pero debo decir, que la mujer real, la mujer que debe estar sonriendo mientras lee este escrito, está probablemente tan harta como lo estoy yo, de intentar comprenderse a través del filtro de lo tierno, de lo amable, de ese heroísmo poderoso y extrañamente secular que se le achaca la figura femenina. Para  mí, el poder femenino radica justo en esa extraña y magnifica capacidad para tomar todas las herramientas de su naturaleza y enfrentarse a este mundo masculino, a este lenguaje universal creado por hombres y buscar la igualdad, comprendiendo su propia diferencia. La feminidad, es para mí y sin ninguna duda, el poder de la imaginación, esa capacidad ilimitada para la creación, el poder de la palabra y el hecho, la enorme necesidad y curiosidad - que tantos problemas trajo a  la mítica Eva y que aparentemente molestó durante siglos a la religión - de construir un mundo donde no necesitemos un día de la mujer, sino que seamos un ciudadano con pleno voz y voto, y responsabilidad por sus posibles consecuencias.


De manera que hoy, quizá sea el día más machista de todos y el que mayores reflexiones debería traernos sobre porque se celebra. En lo particular, seguiré esperando un año donde no exista el día de la mujer, sino que encontremos que la igualdad, en medio de las diferencias, es la principal aspiración de un mundo cada vez más creativo.



7 comentarios:

Karyne dijo...

Creo que esperaremos un buen tiempo, pero vale la pena la buena reflexión! Abrazos!

Miss B dijo...

Si, yo creo lo mismo, pero vale la pena saber, que al menos vamos en camino. Gracias por leer y comentar mi bella!

Gery dijo...

Hola Agla.. me he divertido de lo lindo leyendo tus post tengo como 3 horas leyendote... en casi todas las líneas me identifico... "poco femenina", rebelde, gritona.... supongo que es nuestro espiritu tratando de crear su espacio en un mundo que no da tregua para destruir lo que no se parece al estereotipo.. Aunque te confieso que disfruto enormemente de mi lado tierno, amable, silencioso y a veces dócil.. Un barzo y nos seguimos leyendo

Miss B dijo...

Hola Gery!

Pues me alegro muchisimo! Sobre todo porque siento que pertenecemos - todas esas gritonas, malhumoradas, angustiadas - a una porción inclasificable del imaginario femenino: no somos feministas ni tampoco sufridas, doñas de amor o que se yo. Solo somos mujeres. Y con eso es suficiente para mí.

Un besote, gracias por leer y comentar!

Nele dijo...

Nos temen, por eso es que somos prejuciadas a diario. Hacemos mella. Somos valiosas, emprendedoras, fuertes.

Gery dijo...

Por ahí leí algo que decía así: Somos parte de la mitad de la población y somos madres de la otra mitad...

Esto me dio escalofrío porque de alguna manera somos responsables por lo que ocurre al nuestro alrededor (bueno y malo).. Honestamente supongo que la escencia femenina es suave, silenciosa, misteriosa, infinitamente mas amorosa y compasiva que la escencia masculina..

Supongo que solo queda escuchar en nuestros silencios esa voz sin los vicios y sin el condicionamiento eterno de años de manipulación...

Miss B dijo...

Yo creo que todo lo desconocido se teme Nele, y por ese motivo, la mujer será mal interpretada.

Si, es poderoso pensar algo así Gery y por ese motivo, yo creo que construir una idea cultural coherente con esa enorme responsabilidad, es una de las mejores maneras de contribuir al futuro.

Gracias chicas, por leer y comentar!

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