sábado, 3 de septiembre de 2011

Proyecto 30 Libros: Uno que sea un Placer Culposo.




Muchas veces, la literatura de terror contemporánea se menosprecia como una forma literaria menor: ya sea porque se le acusa de poca calidad o porque sus antecedecentes es la elegante novela gótica Victoriana, el terror moderno tiene un cierto aire vulgar que para muchos lectores resulta poco menos que insoportable. En mi caso, debido principalmente a que disfruto el poder de la evocación que una buena narración posee, siento una indudable atracción por las novelas de terror que se podrían considerar de serie "b". Y por supuesto, Stephen King, criticado y amado a partes iguales, es uno de mis favoritos.

¿Mi placer culpable? Olvidarme por una noche de la elevada belleza de Proust y la fuerza de Woolf, para leer sobre vampiros brutales y fantasmas asesinos con todo deleite. ¿El favorito, convertido en placer culposo?

It, de Stephen King.

He leído el libro al menos una cuatro veces, a pesar que se extiende por más de setecientas páginas. Y aunque se acusa a la narración de enrevesada, carente de belleza lírica, con arcos argumentales burdos y previsibles, es uno de los libros que más disfruto justamente porque tiene esa llaneza del temor infantil que quiere reflejar. Cuando tienes miedo, no hay palabras hermosas o imagenes especialmente depuradas. Hay imagenes personales, fragmentarias y quizás inocentes, que otorgan sentido a esa gran abstración que para todos significa el temor.

Un mundo extraño:

A lo largo de diferentes argumentos y saltos hacia al pasado (1958) y el presente (1985), se presenta la idílica comunidad de Derry, en el estado de Maine, Estados Unidos. Allí nunca sucede nada a nivel consciente, pero bajo tierra, a un nivel inconsciente para todos, un monstruo despiadado de apetito insaciable aterroriza a la comunidad desde tiempos remotos. Debido a eso, la ciudad sufre de olas de violencia cada 27 ó 28 años (como se explica en la novela).

El divertido payaso Pennywise, alias el señor Bob Gray, realmente Eso, es el protagonista de la novela: un ser de otro mundo, cambiante en su forma y aspectos, capaz de leer las mentes y los miedos, hábil en proyectar las imágenes que desea dar a quien va a capturar, listo para alimentarse de seres vivos (preferiblemente niños, cuyos miedos son muy sencillos de elaborar) y dormir durante casi tres decenios hasta que vuelve a despertar para alimentarse y saciarse, cumpliendo así un ciclo sin fin.
Aunque permanece oculto y acechando la mayor parte del tiempo, se enfrenta dos veces con los protagonistas de la historia: siete niños que se hacen llamar «Los perdedores» (por su escasa popularidad entre sus compañeros de clase) cuyos nombres son Bill Denbrough, Ben Hanscom, Beverly Marsh, Richie Tozier, Eddie Kaspbrak, Mike Hanlon y Stan Uris. El primer encuentro (1958) sucede cuando son preadolescentes, asustados e indefensos, pero con una poderosa capacidad de imaginar; la segunda, en 1985, cuando son adultos bien situados (aunque todos sin hijos, un regalo especial de Eso) que han perdido el poder de la imaginación y con muchos miedos y complejos. No permiten que Eso les engañe fácilmente, y en este segundo encuentro faltan Stan Uris, quien prefiere suicidarse en la bañera a volver a enfrentarse al payaso, y Mike Hanlon, herido por Henry Bowers, quien los acosaba de niños y que hirió a Mike hipnotizado por Eso.

Al final, después de enfrentarse a sus temores de la infancia, han de afrontar un último desafío, un trato: basta con que dejen vivir a Eso para que éste les conceda una larguísima vida, repleta de éxito, dinero, mujeres, posesiones y todo lo que puedan desear. Sabiendo que es un engaño premeditado (cuando muriesen, Eso seguiría matando por toda la eternidad) se enfrentan con él en los más oscuros túneles, alcantarillas y cuevas de Derry, y acaban con su vida para siempre. Es Bill quien lo hace, al zambullirse en las entrañas de Eso y reventarle el corazón con sus propias manos.

La novela fue recreada en el telefilme, It, Eso, dirigido por Tommy Lee Wallace en 1990, recibiendo algunas criticas por el final menos metafísico y épico que el libro. 




1 comentarios:

Señorita Cometa dijo...

jajajaja Este me lo leí de una sentada! absoluto placer culposo para mi también, pero no dormí hasta acabarlo!

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