sábado, 17 de septiembre de 2011

Proyecto 30 Libros: Uno de este año





Como casi todos los venezolanos de mi generación, conocí el nombre del Doctor Edmundo Chirinos, gracias a su frivola y ofensiva frase descubriendo a quienes vivieron en la  mitad de la década de los '80 : "esta es una generación boba". Incluso aunque era una niña en el momento en que aquel durisimo cuestionamiento sobre la juventud venezolana se popularizó, me pregunté como podía pensar de semejante manera un rector de la Universidad Central de Venezuela, para mí, la máxima casa de conocimiento de mi país. Poco después, ocurrió la tristemente célebre  "Masacre de Tazón" donde el Doctor Chirinos continuó creando una especie de paradigma sumamente violento y triste contra la juventud Venezolana. Como consecuencia, su nombre pasó al olvido - al menos en mi mundo - dentro de la vorágine habitual de personajes del acontecer cultural y social que parecen desvanecerse entre el enrevesado dia a día de la Venezuela actual. Finalmente, cuando volví a escuchar su nombre, esta vez vinculado al asesinado de una joven estudiante de comunicación social, el primer recuerdo que tuve de Edmundo Chirinos,  fue una imagen imprecisa de aquel hombre de hablar pausado y sonrisa sardónica que recordaba de los montones de programas de entrevistas de un pasado brumoso en las telecomunicaciones de mi país. Pero lo que si recordé, fue la frase cruel y sarcastica que definió involuntariamente por un largo tiempo a la juventud venezolana. La generación Boba. No puede evitar pensar en la justicia poética: ahora, los encargados de llevar el juicio que definiría su futuro, serian justamente los miembros de esa época turbulenta y dura.

Tal vez por ese motivo, me apresuré a comprar el libro escrito por la Periodista Ibeyise Pacheco "Sangre en el Diván" donde se realizaba una analisis no solo sobre el caso por el cual Edmundo Chirinos fue no solo acusado sino condenado en un país donde campea la impunidad, sino de la personalidad misma del psiquiatra. Porque a medida que el caso en su contra avanzó, quedó muy claro un hecho que sorprendió - aunque quizá no demasiado - a la sociedad venezolana: Edmundo Chirinos, personaje insigne de la cultura y las ciencias del país, era un psicopata. El caso entero, donde la muerte de la estudiante es probablemente es el hecho más grave y contundente, es un extravagante acumulación de perversiones e ílicitos, que nos muestran no solo el nivel de locura de un hombre considerado hasta hace poco una importante figura pública - desempeñó no solo el cargo de Rector de la Universidad Central de Venezuela, como mencioné, sino que además fue el psiquiatra de varios  presidentes de la república, incluyendo al actual - sino una inquietante visión de la cultura del disimulo y la impunidad en nuestra sociedad. Un tema inquietante y extenso que probablemente necesitaria más de un libro para analizarse con propiedad.

Pero como digo, compré el Libro de Pacheco con altas expectativas. Conozco el trabajo de Pacheco desde antes de su retiro forzoso por razones politicas del acontecer noticioso y el caso me parecía lo suficientemente sustancioso para sostener una propuesta literaria interesante. No obstante, el libro me sorprendió - a veces para bien, otras para mal - por lo que quiero escribir, mis impresiones sobre él debido a que la literatura venezolana moderna es escasa y la mayoría de las veces, poco popular. De manera que siendo este libro un virtual éxito en ventas, quiero de alguna manera desmenuzar el fenomeno bajo mi personal visión de la lectura.

No obstante, el libro me dejó insatisfecha: como lectora y como amante del género policiaco y criminal. Porque aunque se trata de una buena investigación, una solida reinterpretaciónde la realidad venezolana a través de la reconstrucción de un crimen inquietante, carece de verdadera fuerza. La historia se diluye en topicos sin importancia, en una mezcla insólita de lineas argumentales que culmina en una conclusión débil y que de alguna manera, decepciona al lector que esperaba encontrar una cronica más concluyente sobre uno de los casos criminales más extravagantes de la historia reciente Venezolana.

1 comentarios:

Gustavo Pérez dijo...

"Tópicos sin importancia", es una de las mejores maneras que he leído para definir el libro.

Lo leí porque soy amante de los thrillers de suspenso, de esos que la investigación policial y una buena investigación van de la mano, pero creo que a Pacheco se le perdió un poco el rumbo al momento de estructurar el material.

Incluye demasiadas cosas y a veces se pierde un poco en detalles, que son importantes pero podrían ser incluidos en otro lugar, como por ejemplo, cuando se adentra en la historia del luminol.

Digamos que el que "mucho abarca poco aprieta".

Un saludo ;)

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